Bothriechis schlegelii está presente en Panamá y Ecuador. Foto cortesía: Alejandro Arteaga/ tropical herping
La disminución de anfibios ha generado un “efecto cascada” en las serpientes. Ante la desaparición de especies de ranas, los reptiles han perdido una de sus principales fuentes de alimento y sus comunidades han empezado a reducir.
Estas consecuencias ya se encuentran científicamente comprobadas en un reciente estudio publicado en la revista Science.
La investigación revela que la disminución de serpientes en Panamá coincide con la llegada de Batrachochytrium dendrobatidis (Bd), más conocido como hongo quítrido. Este fue detectado en el año 2004 en la zona y causó la extinción de alrededor del 40% de las especies de ranas.
Elise Zipkin, autora principal del estudio e investigadora de la Universidad Estatal de Michigan, explica que los análisis en el pasado se han enfocado en los efectos que esta reducción de anfibios ha tenido en sus presas y en los ecosistemas.
En esta ocasión, el objetivo de los científicos era demostrar las consecuencias del hongo en los depredadores de ranas. Se enfocaron en las serpientes, ya que hay pocos informes sobre su estado de conservación y son animales difíciles de encontrar.
Este estudio se llevó a cabo entre 1997 y 2012. “En este período el único gran evento en la zona fue la pérdida catastrófica de anfibios”, según el artículo. Esto demuestra que durante estos años no se registraron otros cambios en el hábitat, como la modificación de la calidad del agua o la llegada de otros depredadores, que podrían haber afectado también a los reptiles.
Los investigadores lograron observar a 36 especies de serpientes en los años previos y posteriores a la llegada del hongo quítrido. Al comparar los datos, concluyeron que la muerte masiva de anfibios transformó al grupo de serpientes de la zona en una comunidad más pequeña y menos diversa.
Zipkin dice que, aunque estaban seguros de que el hongo había impactado indirectamente a algunos de estos reptiles; no se imaginaron que tendría estos efectos en toda la comunidad del lugar.
De las 36 especies observadas durante los 13 años que duró el estudio, 12 fueron encontradas solo en una ocasión. De las 17 especies más comunes, nueve disminuyeron sus tasas de ocurrencia después de la muerte de los anfibios. Esto significa que son menos abundantes.
Zipkin cuenta que se analizó el estado físico de otras seis especies y en cuatro de estas se evidenció un deterioro tras el brote del hongo. Una de las sorpresas de este hallazgo es que las otras dos especies mejoraron sus condiciones.
La investigadora dice que aún no se tiene una explicación para este fenómeno, ya que la alimentación de una de estas también está basada en anfibios. Una de las hipótesis es que existen otros factores que pueden estar afectando a las poblaciones. Para Zipkin, este estudio es una muestra de que se han subestimado los efectos de la pérdida de biodiversidad.
En esta ocasión se pueden observar las consecuencias de la disminución de los anfibios solamente en las serpientes, pero el efecto cascada podría continuar ascendiendo en la cadena trófica. En el futuro, los depredadores de estos reptiles, como los grandes mamíferos, también empezarían a reducir sus poblaciones por la falta de alimento.
Alejandro Arteaga, presidente y director Científico de Tropical Herping, dice que este estudio es relevante para comprender más sobre estas especies, ya que es muy difícil conseguir información que vincule la disminución de un grupo de animales con el declive de otro.
Los investigadores creen que es probable que la situación de estas serpientes se esté replicando en otras zonas del planeta. El problema, dicen, es que no se han realizado los estudios necesarios para comprobarlo y hay una deficiencia de datos sobre este tema.
En Ecuador existen 235 especies de serpientes. Arteaga cuenta que la mayoría de las que fueron analizadas en el artículo están presentes en el país, pero localmente no se han realizado estudios sistematizados para comparar cada año el estado de estos animales en un sitio específico.
“Los resultados en Ecuador podrían ser escalofriantes”, dice el biólogo. Este país es uno de los lugares que han sido afectados por la presencia del hongo quítrido. Este patógeno se ha convertido en un problema especialmente para las poblaciones del género Atelopus. De las 25 especies de ranas arlequines que han sido reportadas en Ecuador, 17 parecen estar extintas y esto podría estar afectando a los reptiles.
Encontrar serpientes en el país se ha convertido en una tarea complicada en la última década, cuenta Arteaga. Los investigadores no están seguros de las razones. Podría estar relacionado con la disminución de las poblaciones de ranas o con otros factores que amenazan a las serpientes localmente como la pérdida de hábitat, el tráfico de especies y la apertura de carreteras.