El discurso

Comenzó con un relato de postura académica demostrativo de cómo robarle el talante y la conclusión a la que ha llegado Guillermo Lasso para su campaña presidencial: la lucha contra la pobreza, que pudo hacer, pero que recién cae en cuenta. Después a defender lo indefendible.

Proponer a la minería como base para erradicar la pobreza sin trabajo, sino con subsidios y bonos. Admitió eso sí que luego de 5 años, la imagen de pobreza de los pueblos ancestrales continúa y se agrava. Defendió un proyecto minero a cielo abierto cuyo cráter deberá necesariamente ser llamado Rafael Correa. De la inversión en becas universitarias, no exhibe las necesidades de talento humano para el país, sino su inveterada pose clientelar y dispendiosa sin objetivos claros.

Sus ministros nos hablan del ferrocarril de Alfaro pero no dicen cuál es su propósito en el movimiento de los productos y la dinámica productiva que aporta. Para las nuevas universidades no hablan de demanda, sino de ubicación e inversión.

Siguen hablando del eje multimodal, sin presentar un proyecto de factibilidad ni volúmenes esperados de carga y ocupación de los tramos en tierra. De las inversiones comparadas con tres regímenes anteriores, sitúan las diferencias de lo invertido, pero no el monto de los ingresos que unos y otros recibieron.

Recordó que en materia tributaria, su gestión ha logrado mejorar la recaudación y que en la actualidad los impuestos aportan USD 6 000 millones anuales al ingreso nacional.

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