El sitio arqueológico Cerro de Hojas-Jaboncillo, en las afueras de Portoviejo, es el segundo más visitado del Ecuador. Los corrales marinos de Ligüiqui se configuran como un destino comunitario en Manta.
En las comunidades Pepa de Huso, La Sequita y Picoazá los hallazgos ancestrales que dieron las primeras pistas sobre la cultura manabita continúan.
Nuevas pistas de la cultura manteña develan recientes hallazgos de restos arqueológicos de este pueblo ancestral de la Costa manabita.
La huella de los Manteños aún está visible en la localidad de Picoazá, parroquia al este de Portoviejo, donde el año pasado se inauguró el arqueomuseo que fue la última etapa del complejo arqueológico Hojas-Jaboncillo, que investiga a esta cultura prehispánica.
La museografía del Museo Centro Cultural Manta usa murales e infografías para poner en contexto las piezas de su sala de exposición arqueológica, y explica de forma gráfica los procesos productivos de la cultura manteña. El cultivo de algodón, los trabajos textiles y el uso de pigmentación vegetal queda patente en las faldas y prendas en uno de los murales.
En el parque arqueológico Hojas-Jaboncillo se esconden vestigios de la cultura Manteña, que habitó entre 900 y 1520 antes de Cristo. Es el asentamiento más grande que se ha encontrado en el país, de una civilización que se extendió desde la cuenca del Río Guayas, hasta las costas de Esmeraldas.
Como fichas de un rompecabezas aparecen sobre una mesa los pedazos de lo que alguna vez fue una vasija, figura o un instrumento tallado por un miembro de la cultura Manteña en la Costa ecuatoriana.
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