Los costos

El Presidente puso en el tapete, en su última cadena radial (173), nuevamente el tema de los pueblos ocultos o en aislamiento voluntario. Dijo que Ecuador debiera recibir un premio por tenerlos y que, en lugar de ello, se castiga al país con demandas y con exigencias de no explotación petrolera. Al Ecuador, de hecho, le han aplaudido por la legislación existente ahora en cuanto a ese tema; y le aplaudirán más en todas las cumbres de Cambio Climático habidas y por haber en Madrid, Copenhague, Bolivia o Cancún, porque en la retórica y en la legislación ecuatoriana, en efecto, se protege a estos pueblos. En el terreno la cosa cambia. Al Estado ecuatoriano se lo ha demandado no de gratis, sino por los muertos ocurridos justamente por no aplicar las leyes de protección. En el 2003 fueron una veintena' y cuatro personas murieron en los dos últimos años. Y eso, de los muertos que sabemos.

Dijo el Presidente que “quieren cerrar Armadillo porque se vio cerca de grupos no contactados. Dios no quiera que no veamos cerca de los no contactados en Quito y tendríamos que deshabitar Quito. No tiene sentido. Todos estamos de acuerdo proteger a esos pueblos pero hasta qué costo”. Para seguir con el mismo ejemplo, ¿si se encontrara petróleo en Quito, en el subsuelo de la Plaza Grande? ¿Tendríamos que deshabitar la ciudad y movernos a otra parte?

Las políticas de protección, tal como están planteadas por el mismo Gobierno tienen su costo. Es el mismo Gobierno el que ha puesto, en sus política nacional el tema del “no contacto”, “pro homine”, “autodeterminación”, “intangibilidad”. Es el mismo Gobierno el que ha firmado un código de conducta que nadie cumple. Es el mismo Gobierno el que ha puesto en la Nueva Constitución que los territorios de los pueblos en aislamiento están vedados de actividades extractivas. Así las cosas, el mismo Gobierno tendría que asumir los costos y cumplir con las leyes que sus funcionarios han escrito, que el Presidente ha sumillado, y que son aplaudidas en las cumbres y foros de todo tipo.

También dijo el Presidente que “si queremos evitar el riesgo de contacto con los grupos no contactados tendríamos que desalojar toda la Amazonía”. Está claro que eso no se va a hacer. Pero está claro también que la zona donde está el bloque Armadillo (y no solo el bloque sino las fincas colonas) es su territorio. O se cumplen las leyes. O no se cumplen. O se protegen parques nacionales, zonas intangibles y territorios donde viven estos pueblos, o se borran esas líneas imaginarias y se borran además las leyes existentes para la protección. Para ponerlo más fácil, o se tiene un plan de contacto emergente, o se asumen los muertos, que ya van siendo demasiados.

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