Saber es un personaje de la novela visual y serie anime ‘Fate/Stay Night’. Es considerada la versión femenina del Rey Arturo. Foto: Armando Prado / EL COMERCIO
En Japón y en EE. UU. hay tiendas especializadas para cosplayers, los jóvenes que se visten con los trajes de sus personajes favoritos de anime, manga, cómic o videojuego. Pero en Ecuador, sus seguidores no las tienen. Por eso, ellos diseñan y confeccionan sus trajes.
Sara Aroca, estudiante de Restauración de la Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE), se inició en el cosplay para apoyar el trabajo de Ichiban, el club otaku del cual es miembro desde hace cuatro años.
La Bruja Escarlata, un personaje que apareció por primera vez en 1964 en un cómic de Marvel, es uno de sus favoritos. Aroca la define como alguien con una personalidad perturbadora pero con mucha fuerza.
El traje que usa la Bruja Escarlata es de un rojo intenso y está acompañado de botas, guantes, capa y una especie de corona del mismo color.
Aroca lo confeccionó con la ayuda de Meilin Acosta, una cosmaker (costurera decosplay) con quien también diseñó su traje de Saber, un personaje de la novela visual y serie anime llamada ‘Fate/Stay Night’.
Para interpretar a este personaje, Aroca no escatimó ningún detalle. Ella confeccionó los accesorios, armadura y espada (de más de 1 metro de largo), de la que considera la versión femenina del Rey Arturo.
En el mundo de los cosplayers vestirse con el traje de su superhéroe favorito es sinónimo de estética y sofisticación. Para ellos, imitarlos ya no es suficiente. Ahora quieren ponerse en sus zapatos para tener una experiencia más vivencial.
Alejandro Flores estudia Electrónica y Redes en la Escuela Politécnica Nacional (EPN). Battler Ushiromiya, el protagonista de Umineko no Naku Koro ni es su personaje favorito.
Battler es un joven que niega la existencia de la magia en la vida real. Su carácter obstinado y su tendencia al razonamiento lógico ‘hicieron clic’ con lo que Flores buscaba de un superhéroe.
Su traje blanco con bordados en la solapa de la chaqueta es idéntico al de Battler. Para vestir igual que él, Flores incorporó la cruz que cuelga de su cuello y una peluca que se asemeja al cabello rojizo de su personaje.
Battler Ushiromiya es el protagonista de Umineko no Naku Koro. Es un joven obstinado que no cree en la magia. Fotos: Armando Prado / EL COMERCIO.
Para Oswaldo Araujo, presidente de Ichiban, la idea de confeccionar un traje lo más fiel posible al original debe complementar el comportamiento de cada cosplayer. De nada sirve -dice- tener el mejor traje si la persona no se mete en el personaje y viceversa. Para él, las dos cosas tienen que ir de la mano.
Según un estudio de la Universidad de Sevilla, España, el cosplay es un signo inequívoco de pertenencia de la comunidad Otaku. Crea una identidad virtual mediante la cual se teje una serie de relaciones con las personas relacionadas a este entorno.
En Quito, los congresos de cómic, anime y manga son el espacio donde los cosplayers muestran sus más recientes creaciones. Su transformación puede durar varias horas, ya que incluye maquillaje y, en algunos casos, peinado.
La presencia de los cosmaker o costureros en el mundo otaku se ha vuelto indispensable. Generalmente, la confección de un traje con accesorios puede costar USD desde 100 en adelante, dependiendo de la complejidad. Sin embrago, muchos cosplayers ecuatorianos han optado por diseñar sus propios trajes o trabajarlos en conjunto con su cosmaker de confianza, como en los casos de Aroca y de Flores.