Corrupción: ¿dónde, cuándo?

En todos los gobiernos han habido actos de corrupción, con diferentes respuestas. Unos aceptaron e incluso rectificaron. Otros negaron y se resistieron, pero admitieron críticas y finalmente algunos se dedicaron a deslegitimar el contenido de las denuncias y en lugar de investigar y sancionar vilipendiaron a la prensa. Esto ha ocurrido por la inacción e irresponsabilidad de los entes de control, investigación y de administración de justicia. Con timidez han hecho el papel de alcahuetes del poder de turno.

La vergüenza legislativa que ha demostrado terror a fiscalizar en el pleno; ni siquiera conocer informes. Dejaron de cumplir su responsabilidad y si no ha sido así por qué no exhibieron a tiempo los resultados de todo su trabajo, sin demora, rodeos ni justificativos. En lugar de asumir sus responsabilidades buscaron culpables en los que difunden las investigaciones.

Esto no ha sido un problema exclusivo de un régimen. Por acción u omisión se han cometido irregularidades en el manejo de los recursos del Estado, pero lo más grave han sido los altos niveles de impunidad, que no sientan precedentes sino que han facilitado para que se repitan con otros e incluso los mismos actores del pasado, que se entronizan en los círculos de poder, más allá de los eslóganes de derecha, centro o izquierda y que importan poco a la hora de la verdad. El país ha vivido del cuento de los cambios políticos y los resultados, con otros colores y discursos, terminan en lo mismo. La honestidad y la ética que han preconizado han sido un engaño propagandístico y hay ciudadanos que han caído porque se sufre de amnesia.

Por ello habría que preguntar ¿de qué corrupción se habla? ¿Cuándo y dónde? ¿Acaso es un cuento el caso Duszac, que no ha sido esclarecido? ¿Acaso en el propio sector oficial no se ha reconocido las irregularidades en el préstamo concedido por USD 800 000 por el banco Cofiec, administrado por un fideicomiso estatal? ¿Resulta un cuento no esclarecido la valija diplomática enviada con droga a Italia? Es otro cuento los señalamientos del Incop y la Contraloría por las irregularidades en la compra de chalecos y GPS por millones de dólares en la Agencia de Transporte? ¿Son cuentos no terminados los procesos contra los comecheques del Ministerio del Deporte? ¿Qué pasó con el caso de los cientos de miles de dólares en billetes hallados en una oficina particular y presumiblemente relacionados con contratos del Consejo de la Judicatura?

El tiempo y los hechos dan la razón. Bastaría recordar lo que el decimosexto presidente de EE.UU., Abraham Lincoln, dijera: “Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo, pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo. Las cosas caen por su propio peso pero a veces los ciudadanos se dan cuenta tardíamente”.

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