El colegio Montúfar

Me duele en el alma, como Montúfar que soy de toda la vida, la brutal represión que sufrieron los chicos estudiantes en días pasados, por el solo hecho de reclamar que sus profesores no sean cambiados de establecimiento.

Esto bastó para que la furia de la represión ordenada desde las alturas del Gobierno cayera sobre estos valientes chicos, que solo pedían que sus profesores se quedaran. Golpes, dureza, maltrato y finalmente la cárcel para los subversivos y terroristas... Y allí sí que no entiendo al Gobierno del presidente Correa.

No se puede criminalizar toda la protesta social que, por decisiones erradas, a criterio de los perjudicados, se tomen por parte del Presidente y sus funcionarios. Esto no corresponde a un Estado y a un Gobierno democráticos y nos hace recordar con pena a los gobiernos más duros de la tan defenestrada partidocracia. 


¿Cuál es el cambio? Ninguno. Es peor hoy. Se los juzga no como contraventores sino como ¡terroristas ! Y eso, con todo respeto, señor Presidente, no puede ser. Hay que perseguir a los criminales, a los delincuentes de cuello blanco, a los que dilapidan los fondos del pueblo, a los narcotraficantes cuyo poder parece avanzar, a los que nos mienten y engañan como a niños, a los que confunden lealtad con sumisión y no son capaces de levantar su voz de protesta dentro de un movimiento totalmente vertical.

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