Un rótulo colocado en el cuello con la palabra “shuawa” (ladrona, en kichwa), un baño de purificación con agua fría y ortiga, dos azotes con un látigo y la prohibición de ingresar por seis meses a la ciudad de Otavalo, Imbabura, en el norte de Ecuador. Esa fue la sentencia que le impuso ayer, 18 de enero del 2014, el Cabildo Kichwa de esa urbe a una ciudadana acusada de robo.