Las Coccinelle ya tienen más de 60 años y no quieren morir sin reparación. Ellas fueron torturadas y violadas por su identidad y expresión de género.
No acepta que se insinúe que llevó o lleva una doble vida, al ocultar su esencia trans, o al menos al no haber tocado nunca el tema con sus padres. “Esos adjetivos son para quienes andan en malos pasos”. ¿Cómo prefiere que se le llame? “Como te parezca mejor”, responde Alberto Cabral y Cabrera, conocido como Purita Pelayo.
De alrededror de 40 integrantes de las Coccinelle, una de las primeras organizaciones que reunieron a transfemeninas en Ecuador, quedan apenas 10 sobrevivientes. Desamparadas y con el peso de los años encima, integrantes de este grupo que enfrentó la criminalización de la homosexualidad en los 80 y 90 resurgen para exigir memoria y reparación.