El cine viaja para acercarse a la audiencia

En Ibarra se mostró la cinta ‘Distante cercanía’ de Alex Schlenker. Foto: José Mafla/ El Comercio

En Ibarra se mostró la cinta ‘Distante cercanía’ de Alex Schlenker. Foto: José Mafla/ El Comercio

En Ibarra se mostró la cinta ‘Distante cercanía’ de Alex Schlenker. Foto: José Mafla/ El Comercio

Plazas, parques y espacios abiertos de algunas ciudades retoman un sentido familiar los fines de semana con el Festival de Cine Ecuatoriano al Aire Libre.

Una experiencia que hace del cine una forma más de apropiarse de la ciudad. “Tienes varios factores como la brisa que corre, los vendedores ambulantes alrededor, la gente picando comida y sentada en el suelo. Una experiencia diferente”, narra José Luis Garcés, promotor cultural del GAD Municipalidad de Ambato.

La muestra itinerante acerca el cine a 10 ciudades del país. El proyecto se inició el 4 de octubre en Lomas de Urdesa en Guayaquil, con la proyección de ‘Cine Aventura’. Hasta el momento seis películas se han exhibido en varias ciudades.

Diego Narváez, creador y director del Festival, cuenta que el proyecto nació con algunas metas impuestas. Una de ellas es promover cintas en los lugares en los que han sido rodadas.

“Por ejemplo, en el Puyo, en donde se filmó la película ‘Monos con gallinas’ (del director Alfredo León), no tenían una sala de cine para que la gente -que de alguna forma participó en la producción- pudiera ver la cinta; en este supuesto ‘boom’ cinematográfico que existe en el país. Creemos que se merece un festival de la misma magnitud”, comenta Narváez.

Por ello la aproximación a los municipios de cada cuidad ha sido clave para dar vida al festival. Las ciudades pueden comprar la muestra –cuyos costos logísticos y operacionales oscilan entre USD 3 000 y USD 5 000– y los organizadores ofrecen una selección de filmes disponibles para proyectarlos en una pantalla inflable de 600”.

Las ciudades del primer festival surgieron basándose en estudios demográficos, importancia cultural y el interés de las administraciones municipales, dice Narváez.

Para Garcés, la exhibición en su ciudad fue la oportunidad de brindar un nuevo formato al público “no se había dado nunca una proyección al aire libre”, explica el gestor.

El clima ha sido un impedimento para concluir las cintas en ciudades como Cayambe. Sin embargo en Ambato -relata Garcés- la lluvia de la noche no impidió que se acercaran alrededor de 120 personas a la Explanada Municipal a disfrutar de la cinta ‘En el nombre de la hija’, de Tania Hermida.

“Al festival lo que le hace falta únicamente es difusión. Es algo nuevo, la gente no está acostumbrada a salir al parque o a la plaza a mirar una proyección. Pero es algo muy novedoso y en Ambato fue un buen experimento”, relata Garcés.

Recorrer el país llevando cine de manera gratuita ha permitido -para Narváez- apoyar la distribución cinematográfica. “La idea es diversificar el aparato del cine. Si el público empieza a ver cine ecuatoriano más adelante -cuando salga otra película- tendrá más oportunidad de que la gente la vea”.

Para emprender el proyecto, la muestra contó con un premio de USD 10 000 en el Concurso Nacional de Proyectos para el Fomento y Circulación de las Artes del Ministerio de Cultura y Patrimonio. Además, cuenta Narváez, tienen el auspicio de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. “Por parte de Raúl Pérez Torres, quien tuvo un interés en el proyecto”, exclama el creador del festival.

La muestra no se encaja solo en la promoción de cine, sino también de espacios. Según Carolina Revelo, relacionadora pública del festival, otro eje es “recuperar ese arte de visitar los parques y lugares que son atractivos y accesibles para la gente. Tomar espacios que fueron reconstruidos y mejorados para poder disfrutar de ellos”.

Un festival que se apropia de lugares para devolverlos al entretenimiento en familia.

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