Sobre la Ciclovía

Un  lunes de hace pocas semanas, los comerciantes que tenemos negocios en la calle Isabel La Católica, encontramos que la vía al pie de nuestros negocios había perdido la franja destinada a parqueadero, para dar lugar a una ciclovía. Aplaudimos el uso de la bicicleta como medio alternativo de transporte, pero tenemos algunos reparos sobre la decisión de haberla trazado en ese lugar.

Nunca, nadie, nos informó de tal decisión, simplemente se la hizo y punto. En mi caso, tengo una librería y sé por experiencia propia que en otras partes del mundo, el uso del espacio público como parqueadero, para ir a comprar libros, está considerado un uso de calidad de ese espacio. Ahora bien, frente a mi local, he contado yo mismo, pasan dos ciclistas, cada cuatro horas, en promedio. En contraste, menciono  otro hecho concreto: uno de mis principales clientes, un minusválido, gran lector, ha dejado de visitarme, porque, pese a que el edificio donde funciona mi local tiene todos los accesos habilitados para minusválidos, simplemente ya no puede parquear al pie de la librería (el punto más próximo está a 150 metros de ahí, y es el botadero de todos los carros que evitan comprar las tarjetas de la Zona Azul).  Lo que nos extraña a los comerciantes es que hayan decidido eliminar los parqueos de ese lado de la vía, cuando al otro lado, en sentido norte-sur, nunca ha habido la posibilidad de parquear. Da la casualidad que del otro lado, un poco más allá, una empresa de transporte que sirve al valle de Los Chillos ha hecho su parada oficial, y aunque las ordenanzas lo prohíban, el Municipio parece no haber reparado en ello. El bien común, al que apelan las autoridades, privará, en poco tiempo, de una librería al sector de la Floresta (¿bien común?). Vivimos frente a la lógica del ‘mall’. Y estamos frente a decisiones inconsultas, que tampoco dan pie a ninguna discusión o alternativa ciudadana.

Suplementos digitales