Los jardines y los parques urbanos ofrecen múltiples servicios ambientales; son los pulmones de la ciudad y también los filtros que purifican su aire. Mi jardín –que en realidad es una mezcla de huerto y macizos florales- es mi refugio; allí me encuentro conmigo mismo y busco respuesta a muchas inquietudes filosóficas. Mi jardín, todo jardín, encierra un microuniverso, en el cual es posible observar los ciclos vitales. En el jardín se verifica el renacer diario, el reverdecer continuo, la ‘magia’ de la vida.