Nelson Puga, médico del FC Porto, señaló que el infarto agudo de miocardio que sufrió el guardameta español Iker Casillas el miércoles 1 de mayo del 2019 mientras se entrenaba era “totalmente imprevisible” y que, de no haber recibido asistencia médica rápidamente, podría haber tenido consecuencias mucho mayores.