Todo parece indicar que Alianza País, en su conjunto, sacó muy pocas lecciones del revés electoral del pasado 23 de febrero. Su actitud en los últimos días es la misma del pasado: poco espacio para el diálogo con las minorías.
Finalmente, el propósito de debilitar a la OEA y a su Sistema Interamericano de Derechos Humanos se cumplió. Por lo tanto, ya no es urgente que los gobiernos soberanos de América Latina le dediquen 'lobby' diplomático y recursos económicos al fortalecimiento de la recientemente creada CELAC.
Es legítimo que un ciudadano común y corriente vote nulo. Es una opción que la democracia acoge y tolera.
La concepción o, mejor dicho, la confusión que tiene el presidente Rafael Correa sobre lo que es participar en democracia sorprende.
Y tampoco lo entendemos nosotros. Pero en una sociedad que vive en democracia los conflictos son tan necesarios como ineludibles.
El panorama desolador de los grupos de oposición es otra consecuencia de estos siete años de correísmo.