Vecinos de Carcelén Alto piden colaboración a autoridades para ayudar a perros abandonados

Los canes abandonados habitan en el Parque Central Carcelén. Foto: EL COMERCIO.

Los canes abandonados habitan en el Parque Central Carcelén. Foto: EL COMERCIO.

Vecinos de Carcelén Alto denuncian que en el sector son abandonados varios perros. Foto: EL COMERCIO.

Doña Evita coloca comida para perros en compañía de su nieta. Espera a que coman, limpia el lugar y se va hacia otro punto para repetir la labor. Lo hace todos los días por el amor que tiene hacia los animales. Prefiere no dar más detalles pues esa ayuda que brinda le "ha traído problemas" con personas del barrio.

Ella es una adulta mayor que junto a otros vecinos de Carcelén Alto, al norte de Quito, decide alimentar a los canes abandonados que habitan en el Parque Central Carcelén, ubicado entre las calles Alejandro Ponce, República Dominicana y Francisco Sánchez.

Al igual que Doña Evita, vecinos de casas aledañas al parque acuden al lugar para dejar algo de comida a los perros que permanecen en jaurías en distintos sitios. En esta época, los animales buscan donde aguardar por la lluvia que cae en horas de la tarde, lo que preocupa a los vecinos que se interesan por China, Luna, Adonis, entre otros perros.

Los canes abandonados habitan en el Parque Central Carcelén. Foto: EL COMERCIO.

Evelyn Erazo, presidenta del Colectivo Animalista Carcelén, pide que la comunidad "cree conciencia sobre el respeto a la fauna urbana" y solicita ayuda al Municipio de Quito para continuar adelante en la ayuda a los de 10 canes (aproximadamente) que aún permanecen en el parque.

En abril de este 2019 afirma que había más de 25 perros y perras que permanecían allí. Ella, junto a otros miembros del colectivo, encontró hogar para 15.

El problema, según Erazo, no es la presencia de los perros en el lugar, sino que muchas personas del barrio, o ajenas al lugar, acuden al parque y los abandonan. Hay otras que no cuentan con las seguridades necesarias en casa y sus mascotas escapan.

Vecinos de casas aledañas al parque acuden al lugar para dejar algo de comida a los perros que permanecen en jaurías. Foto: EL COMERCIO.

"Incluso he visto que les dejan amarrando sin importarles nada", dice Patricia Sampedro, otra integrante del colectivo animalista de Carcelén. Ella pide que se haga cumplir las ordenanzas y leyes que protegen a los animales.

Sampedro manifestó que hasta ahora han gastado alrededor de USD 3 000, pues además de la comida, llevan a los perros al veterinario. Solicita que autoridades o cualquier persona colaboren con la causa.

Suplementos digitales