Un grupo de ecuatorianos residentes en el exterior propuso la candidatura de Lenín Moreno, vicepresidente de la República, al Premio Nobel de la Paz. La carta de presentación es su trabajo a favor de las personas con discapacidad, a través de la campaña Manuela Espejo, que ha sido de gran beneficio para el sector de discapacitados, su actitud equilibrada y bondadosa ha merecido el apoyo de los ciudadanos; pero como nada es perfecto, fue motivo de crítica y causó pena, la salida de los discapacitados, en sillas de ruedas, para apoyar la contramarcha del Gobierno en oposición a la marcha de los indígenas y grupos sociales. La propuesta para el Nobel de la Paz es justa, solo que los miembros del jurado que adjudican el Premio, seguramente van a considerar que el candidato al Nobel pertenece a un gobierno que se ha desprestigiado internacionalmente por la tendencia a restringir las libertades y la simpatía demostrada hacia gobiernos totalitarios. Además, el lenguaje del Presidente, con insultos y agravios a quienes considera sus enemigos, divide a los ecuatorianos y está lejos de crear un ambiente de paz y armonía. Para que tenga posibilidades del Nobel de la Paz, hubiera sido acertado presentar la candidatura cuando ya no forme parte del gobierno.