Cañar presume de tener la más importante red de destinos para los amantes de la arqueología, la historia y la naturaleza.
Más que una exposición es un tributo al arte de Juan Tenesaca Aguaisa. Él es el único kichwa cañari que mantiene la técnica ancestral del tejido con telares de cintura. Una colección de sus extraordinarias obras se exhibe en la Galería Atenas del Portal Artesanal, en Cuenca.
En el Museo de Pumapungo, en el centro cuencano, se presentaron, el jueves pasado, 10 trajes inspirados en guacamayas. Es una propuesta del artista argentino Sergio Vega, quien participa en la XIV Bienal Internacional de Cuenca.
El Museo de la Identidad Cañari, que funciona desde hace 18 años en el Centro Histórico de Cuenca, exhibe más de 350 piezas arqueológicas vinculadas con esta cultura.
La reserva arqueológica del Museo de Etnografía y Arqueología Regional Édgar Palomeque Vivar de la Casa de la Cultura de Cañar cuenta con1 902 piezas entre cañaris e incas. De estas, cerca de 300 son exhibidas en una de las salas.
El Museo Municipal de Zaruma recoge la historia cultural y ancestral de la ciudad, catalogada como la ‘Sultana de El Oro’. El lugar, ubicado en las calles 9 de Octubre y Plaza de la Independencia, en el centro urbano, agrupa más de 800 piezas antiguas de los períodos de integración, colonial y republicano.
El sonido de las flautas, de los pingullos y del tambor irrumpieron el silencio en la comunidad de Quilloac, en el cantón Cañar. Como cada año, los indígenas reeditaron el Jahuay cañari que realizaban para las jornadas de cosechas.
El motivo central de las 13 pequeñas pinturas que integran la obra ‘Fragilidades’, del artista cañarense Óscar Rosas Morocho, muestra a dos cabezas enlazadas por trenzas de cabello oscuro, una referencia a la obra ‘Relation in time’ (Relación en el tiempo) de la performance serbia Marina Abramovich.
La vestimenta de los pueblos indígenas de Cañar es motivo de orgullo de sus habitantes. Las prendas de cada comunidad tienen sus particularidades que les diferencia del resto ya sea por el tipo de lana, colores, diseños y bordados.
Los cañaris son la inspiración del videojuego El Gran Viaje, que fue presentado el 22 de este mes en Cuenca. Es un demo elaborado por un equipo multidisciplinario, que tuvo el apoyo de la Universidad de Cuenca y del Ministerio de Cultura.
En el imaginario de los cuencanos no hay indígenas en la zona urbana de esta ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad, aunque están allí. A esa conclusión llegó una investigación realizada por el programa Prometeo de la Universidad de Cuenca.
Más de 500 fragmentos de cerámica y obsidiana de las culturas Puruhá y Cañari se descubrieron en el cerro Collay, ubicado al sureste de Riobamba y uno de los espacios con más evidencia arqueológica de esa urbe.
Las estrechas calles adoquinadas del Centro Histórico de Cuenca y sus leyendas es el destino por excelencia de la capital azuaya. En cada cuadra de este complejo arquitectónico se reseña una historia de los porqués que poetas y artistas encontraron un revulsivo en cada rincón.
Lo primero que llama la atención al llegar a la provincia de Cañar es el colorido atuendo de los indígenas. La moda actual incidió sobre la vestimenta, pero algunas familias conservan las auténticas prendas cañaris, que se destacan por textura, tejidos, colores y peso.
En el cantón Cañar, los ancestros cañaris dejaron su huella musical. En las comunidades indígenas de Quilloac, Juncal, Sisid y Zhud sus agrupaciones siguen interpretando las melodías andinas.
Dumapara fue un sitio estratégico para los incas y cañaris por su ubicación entre las cordilleras occidental y oriental y porque allí atraviesa el Camino del Inca, en el sur de Azuay. El Municipio de Nabón invirtió USD 24 000 en la recuperación de una parte de este complejo arqueológico.
El espíritu de las culturas ancestrales de Cañar quedó impregnado en murales que decoran los espacios públicos de ese cantón. Se escogieron paisajes rurales, personajes míticos y escenas cotidianas.
Los atractivos del bosque La Carbonería, ubicado a 10 kilómetros del centro de la ciudad de Cañar, son aprovechados por 71 familias indígenas que pertenecen a la Cooperativa 24 de Junio - Cuchucún. Ellos cuidan el bosque primario de cuatro hectáreas.
Mientras el agua recorría los surcos recién abiertos por la yunta, el indígena José Guamán, de 65 años, sembraba media hectárea de quinua. Él vive en la comunidad de La Posta, cantón Cañar.
En las inmediaciones del terreno de la organización Mushuk Yuyai, ubicada a cinco minutos de Cañar, se divisa una extensa planicie de tonalidad amarilla. Son 6 000 metros cuadrados de cultivos de quinua, llamada también “grano de los incas” o “grano de oro”.