El campeón que tenemos

El campeón de este año se merece la corona. Pero la obtiene no tanto por su altísimo ‘performance’, sino principalmente por la debacle de los otros. No se engañen porque no hay un equipazo por ningún lado. Hay un buen equipo y nada más.

Haber ganado las dos etapas, algo inédito, es un espejismo que distorsiona la realidad de un torneo que, cada año, va para abajo por la crisis que tiene a casi todos los clubes con déficit. Barcelona es campeón aunque no pudo en su estadio con Técnico Universitario o Manta. Tiene al goleador del año, pero su talento no le bastó para ser titular en la Tricolor, quizás por su ‘gran’ fiabilidad en los penales.

Fue mejor, mucho mejor que Liga, pero otra vez no le pudo ganar en la Casa Blanca. Volvió a ser el más taquillero, pero ni siquiera su magnético nombre valió para llenar los dos clásicos del Yasuní, además de que sus barras y las de Emelec protagonizaron los peores incidentes del año. Ganó el derecho a jugar la Libertadores, pero este año su Sudamericana fue discreta y, además, recibió un vergonzoso 9-1 en un amistoso. Es el campeón que tenemos.

Suplementos digitales