La calidad de vida es el gancho de las afueras

El color se apodera del verde.  Emprendimientos como El Campanario, en Tanda, fusionan la naturaleza con tonos audaces. Foto: EL COMERCIO

El color se apodera del verde. Emprendimientos como El Campanario, en Tanda, fusionan la naturaleza con tonos audaces. Foto: EL COMERCIO

No hay recetas infalibles. Lo que puede ser la solución para un grupo de personas puede ser feo y hasta antifuncional para otro. No obstante, hay una tendencia inmobiliaria que sigue en alza: un mayor cuidado del entorno natural y hasta la posibilidad de emprender algunas tareas productivas en conjunto.

En los últimos tiempos, la ecología comenzó a ganar lugar en las preferencias de la gente. Esta política se observa en muchos aspectos, que van desde el diseño urbanístico y el estilo de las viviendas hasta la filosofía de vida que domina en cada desarrollo.

Según arquitectos como Fernando Hinojosa, esta ‘moda’ llegó hace unos años y lo hizo para quedarse. “El concepto responde a una realidad que se riega como pólvora: volver a nuestra esencia, vincularnos e integrarnos con la naturaleza que lindera con nuestro lugar de residencia”.

En la mayoría de casos, esta búsqueda está orientada a tener cosas simples: el aire libre, el paisaje, la seguridad familiar...

Así, hay cientos de familias que buscan seguridad y vida al aire libre y no dudan cambiar su departamento en algún barrio de alta gama por una casa en las afueras.

Las alternativas que existen en las afueras son cada vez más variadas. El objetivo es brindar vivienda de calidad, con buenos accesos y todos los servicios necesarios para una buena calidad de vida.

En esta edición reseñamos dos ejemplos en dos zonas de alto crecimiento: Tanda, en la vía a Nayón; y Ayora, en Cayambe.

Más información en las págs. 3 y 4

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