Los ancestros más antiguos del grupo de animales que incluye a los pulpos y a los calamares vampiro no tenían ocho sino 10 brazos, según científicos de Yale y el American Museum of Natural History.
El plástico podría llegar a ser agua pasada gracias a los dientes de los calamares, que contienen una proteína con la que se pueden crear nuevos materiales sostenibles y con propiedades inéditas.
Debido a la oscuridad en el fondo del océano, algunos calamares machos no pueden identificar a las hembras y optan por intentar inseminar a todos los ejemplares de su especie, según lo concluido por científicos estadounidenses en la revista especializada británica "Biology Letters".