Cuando la intendenta de la Policía de Pichincha, Inés Vanegas, llegó al club nocturno, sus puertas estaban cerradas. Por fuera se veía como si se tratara de una fábrica y parecía que nada malo pasó allí. La única pista de lo sucedido era una gasa manchada de de sangre y botellas de cerveza a medio tomar que quedaron abandonadas en el portón.
Los propietarios de los centros de tolerancia de Santo Domingo se encuentran preocupados porque el alcalde Víctor Manuel Quirola dispuso que a los locales de diversión nocturna para adultos, que están ubicados dentro del perímetro urbano no se les renovará el permiso de uso de suelo desde este 2015.