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benjamín fernández bogado

Cosas mínimas

Los que creen que los gobiernos pueden hacer los grandes cambios están equivocados no solo porque la tarea es imposible sino porque quienes esperan eso en realidad lo que ambicionan de manera personal es que el Gobierno haga que las cosas mínimas funcionen. Lo que determina el éxito o el fracaso en la gestión de los gobernantes es responder a las demandas de funcionalidad de una sociedad que con el paso del tiempo se acostumbra a que las pequeñas cosas anden de verdad. Esta introducción viene a cuento de la grave crisis que presupone para un Gobierno como el de Venezuela que su población pague 4 veces por el papel higiénico que en cualquier otra ciudad de América Latina y, aun peor cuando esa misma sociedad comienza a interpelarse como es posible que un país inundado de ingresos por los buenos precios del petróleo, acumule una cuantiosa deuda externa y una extraordinaria ineficacia y corrupción en la gestión de gobierno. Los pueblos dicen anhelar las grandes transformaciones cuando en

Las lágrimas del poder

El marketing ha sustituido a las ideologías pareciera ser la conclusión en un mundo de cambio de paradigmas donde la forma importa más que el fondo y los medios se han impuesto sobre los fines. Importa más cómo se vea o se perciba un candidato o un Mandatario electo que conocerlo más a fondo. Se abrevió el relato del poder a poco más de 100 caracteres y en ese camino la táctica de construir la imagen del poder se impuso sobre otros valores que fueron considerados importantes por muchos años.

Doble rasero

Paraguay tuvo elecciones el 21 de abril con una contundente victoria del partido opositor: el Colorado, que retorna al poder luego de 5 años de llanura. Cientos de observadores avalaron una justa comicial con participación cercana al 70% de los electores. El nuevo mandatario, Horacio Cartes, ha sido cauto y optimista con respecto al retorno al Mercosur y a la Unasur luego de la suspensión que le aplicaran ambos espacios regionales tras el juicio político a Lugo. El hecho ha tenido más un impacto político que económico. Durante el tiempo de suspensión el comercio entre estos países y el Paraguay se incrementó en 30%. Esto pone en duda el valor real de estas "suspensiones" y el verdadero criterio "democrático" que dicen alentarlas.

La enfermedad del poder

Muchos desde las alturas han afirmado con la soberbia del que manda que "el poder solo desgasta al que no lo tiene". Los griegos llamaban hibris a esa enfermedad que torna al líder infatuado, soberbio y sin capacidad de reconocerse ni humano ni menos falible. Su discurso tronante desafía a cualquier dios que se le ponga enfrente y nadie en su torno se anima jamás a desafiar sus afirmaciones y menos a cuestionarlo so pena de acabar entre los trastos del poder. Los hay tantos en nuestra América joven como también en cualquier parte del mundo que ha sido sujeto de análisis el comportamiento de estos líderes infatuados y soberbios .

Los hombres pasan…

Una definición de sociedad ambicionada y construida con tesón indudablemente la marcan las instituciones. La única obra humana que en libertad nos permite identificarnos con anhelos superiores y caminar juntos en su consecución. Somos reflejo de las instituciones que tenemos y proyectamos nuestra fragilidad en aquellas que no funcionan como debieran o que no existen o son conculcadas.

El mandato

Ganar unos comicios es solo el comienzo de un proceso que se legitima en directa proporción de hacer las cosas que el mandante (el pueblo) impone al Mandatario. Este puede hacer dos cosas, por un lado creerse egoísta y soberbiamente que los votos le pertenecen y que se mantendrán invariables a lo largo de su mandato y por el otro hacer cosas que hayan sido colocadas en la agenda electoral y que ha llevado a que lo votaran. Esto que parece muy elemental sin embargo con frecuencia se ignora porque tanto el mandante como el Mandatario no logran comprender la razón y fuerza del mandato.

La real importancia del Presidente

La larga ausencia de Hugo Chávez al frente del Ejecutivo venezolano como lo fue la ausencia reiterada de Fernando Lugo del poder en Paraguay (casi 200 días) demuestra que lo que creen los mandatarios no es tan cierto. No son imprescindibles y el país puede funcionar perfectamente sin ellos. Debería ser también un punto de reflexión de los electores quienes tendrían que tener más opciones que el simple sufragio cada cierto tiempo. La revocatoria del mandato es una de ellas para quienes no cumplen las promesas electorales y para los que se ausentan por una buena cantidad de tiempo pero que siguen cobrando sus salarios incluso sin asumir como es el caso del Mandatario venezolano.

Eres humano

El más grande emperador romano Julio César lleno de la soberbia que el poder otorga y sus victorias militares que lo colmaban de un orgullo sin límite, había dispuesto que un esclavo le recordara diariamente que “era mortal” de manera tal a no creerse un dios por encima de todos. Con muchas democracias latinoamericanas ensoberbecidas, pareciera ser necesaria la referencia de un pueblo -que sin ser esclavo-, les recordara a nuestros mandatarios que nosotros: sus mandantes los reconocemos como humanos y como sirvientes de nuestros mandatos. Esto que parece lógico sin embargo es posible comprobarlo que una República requiere no solo el imperio de la ley que regula a todos por igual pero desafortunadamente a otros más iguales que otros, que la finitud humana nos equipara finalmente a todos. Los presidentes no son inmortales y qué duda cabe, cuando observamos a varios de ellos luchar denodadamente por sus vidas invocando al mismo Dios censurador por sus actos de injusticia, les dé una chanc

La democracia callejera

Estuve en Buenos Aires la semana pasada cuando casi un millón de personas autoconvocadas y al son de las cacerolas le dijeron al gobierno de Cristina Fernández que no la quieren re-reelecta, que están hartos de la criminalidad en las calles y de la inflación que les robe cada día el salario que reciben. No hicieron falta los políticos y eso, que es también un mal signo, se transformó en una muestra elocuente de que la democracia institucional vaciada de contenido y razón por los gobiernos populistas que lo tildan de “burguesas e innecesarias”, solo tiene cabida en las calles con los consabidos riesgos.

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