‘La fuerza de la música instrumental permite irradiar las emociones y el brillo en su propio carácter, sin presumir de mostrar como real o imaginario ninguna representación’. Con esta frase, Franz Liszt daba a conocer al mundo que la música lo había desbordado a tal punto que solo se podía expresar como una fuerza capaz de trascender a cualquier tiempo y espacio.