Los asaltos a transeúntes desde vehículos son frecuentes en Quito

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Pasadas las 20:00, Mónica y su novio caminaban por la calle Francisco Montalvo, en el norte de Quito. Pese a ser un sector residencial, aquel viernes casi no había gente en las aceras, pero sí vehículos que transitaban a velocidad media. “No nos extrañó que un auto Chevrolet pasara junto a nosotros. Escuchamos que paró en la esquina y abrieron las puertas”, dice Mónica. De pronto, dos desconocidos bajaron y se acercaron a la pareja. “Una mujer vino hacia mí y un hombre llevó a mi novio a unos 4 metros y le apuntó con una pistola”, relata la víctima.

A pesar de que Mónica advirtió que no tenía nada de valor en su cartera, los desconocidos se la llevaron. Cayó al piso porque el hombre armado la empujó antes de que huyera en el vehículo gris.

Silvio Dávila, jefe de la Unidad de Delitos contra la Propiedad, de la Policía Judicial de Pichincha, asegura que la modalidad de asalto a personas en vehículo es recurrente en la ciudad. “El asalto a personas es frecuente a partir de las 17:00, la gente sale de sus oficinas y son blancos idóneos para el robo”. El agente añade que algunas de las calles conflictivas son las que rodean al parque La Carolina, por la cantidad de oficinas que se encuentran en el considerado sector comercial de Quito.

Lucía bajó de un bus en una vía colindante a ese parque. Apenas alcanzó a caminar unos pasos cuando un desconocido la abordó. “Sin siquiera tomarme del brazo me dijo: Dame todo lo que tengas y camina a mi lado para que la gente no se dé cuenta”, relata la joven universitaria.

“Eran las 10:00, la gente iba y venía por el parque pero nadie se dio cuenta de lo que pasaba”. Lucía llevaba una cartera pequeña, en la cual guardaba su celular y dos dólares. “El delincuente me ordenó que le entregara todo lo que llevaba en mi bolso, yo le advertí que mi celular no le serviría para nada y entonces sacó un cuchillo y me dijo: Si gritas o no haces lo que te digo tengo una pistola en el otro bolsillo y te mato”, cuenta la joven, quien recuerda que caminó junto al armado por cerca de 15 minutos.

Edwin Pérez, fiscal de la Unidad de Delitos contra el Patrimonio Ciudadano, sostiene que las personas más vulnerables a ser asaltadas son las mujeres y los estudiantes. “Los delincuentes buscan a personas que no van a poner resistencia, se trata de delincuencia común que ubica a la víctima minutos antes del robo”. El funcionario asegura que aproximadamente el 50% de las denuncias recibidas por la unidad se debe a asalto de personas (350 casos por semana) en la provincia.

Según el Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana (OMSC), en Quito hay un promedio de siete robos de este tipo al día. De enero a marzo de este año se reportaron 698 casos. Daniel Pontón, director de esta institución, asegura que los lugares de mayor frecuencia son los de alta concentración de gente. “Cuando las personas ven una calle oscura no transitan por ella. Los lugares de mayor incidencia son los completamente iluminados, por ejemplo, a la salida de las universidades”, dice el especialista.

Carmen fue atacada cerca de su centro de estudios. “Salía de la universidad, a las 18:00, cuando un hombre me tomó del brazo y me arrinconó en una calle sin salida”, narra. “Con amenazas ordenó que le diera todo lo que tenía. Me indicó un bulto en su bolsillo asegurando que era un cuchillo y que lo usaría si ponía resistencia”.

Nadie pudo auxiliarla. Ninguna persona ingresó a la calle en el sector cercano a una iglesia.

Con base en las denuncias, Dávila identifica otra modalidad de robo: el uso montículos de basura o de otros elementos del mobiliario urbano como escondite, para sorprender a las víctimas. “Estos casos se registran en calles con poca iluminación, hay circunstancias en las que los delincuentes usan como vía de escape lotes vacíos, casas abandonadas y hierba crecida, después de robar.

Según la base de datos de la Dirección Nacional de Policía Judicial, en Pichincha se registró el 27,53% de asaltos a personas de las 15 982 denuncias registradas en el 2010 a escala nacional. En Guayas hubo la mayor incidencia: 40,31%. “Este tipo de denuncias es las más frecuente, no se necesita de mucho tiempo para efectuar el robo”, señala Dávila.

Mónica tiene un trauma por el robo ocurrido a escasos pasos de su casa. Desde ese viernes casi ya no camina sola por la calle. Ahora prefiere ir acompañada y pendiente de los vehículos.

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