Pensar en los artistas como en personas económicamente activas es algo que dista de la idea general que se tiene sobre el arte, una idea pervertida por el imaginario del creador en conflicto, por creer que se trata de una actividad improductiva, por tomar a las expresiones culturales como algo secundario. Pero hay quienes lo piensan y bogan por un reconocimiento; justamente estas reflexiones son las que motivan el II Encuentro Iberoamericano de Arte, Trabajo y Economía, cita que se desarrolla hasta este miércoles en Arte Actual, de Flacso.
Esta edición se titula ‘Creatividad > Capital’. El nombre parte de un enunciado del artista alemán Joseph Beuys, que amplía la noción del arte y establece que cada persona tiene una fuerza creativa con la cual puede beneficiar e influir en la sociedad.
Cómo capitalizar la creatividad, cómo mover dinero con algo etéreo, en fin, cómo “vivir del arte”. Ante estos cuestionamientos el pintor Marcelo Aguirre, coordinador de Arte Actual, y Paulina León, coordinadora del encuentro, charlan, piensan, comparten.
Un bien cultural posee dos capitales o valores, uno económico y otro simbólico; lo cual convierte al objeto artístico (ahora también se habla de proyectos) en una mercancía de características diferentes. Entonces el arte es una actividad distinta, que no especial, dentro de un sistema capitalista; con un producto que si bien tiene un valor simbólico como agregado, sigue siendo de consumo.
Sin embargo, en algunos sectores aún prima una visión romántica del arte entendido como expresión espiritual y, por ello, alejada de lo material, del dinero; hay artistas que temen palabras como venta o mercado, pues creen que es “prostituir el arte”. “Pero ya una vez producido, el objeto artístico, es parte del mercado”, señala León. Y aquí se apunta que el mercado nacional es reducido, sobretodo por la escasa compra de arte; y además de reducido no es regulado, lo cual lo abre a la especulación.
Una distinción entre el artista y otras profesiones, lleva a Aguirre a considerar que a la cultura hay que invertirle recursos y hoy por hoy debe ser subvencionada por el Estado, pues no es como una fábrica automotriz, cuya producción y beneficio se mide a corto, mediano y largo plazo; es diferente medir cultura -dice- se invierte a largo plazo, en algo intangible.
Pero la relación entre Estado y artes también apunta hacia otros incentivos: a la formación de públicos, a la profesionalización del sector, al cumplimiento de una ‘responsabilidad social por parte de la empresa privada, a las exenciones fiscales para la creación y para el consumo de arte…
También a establecer una categoría de seguridad social: una analogía del seguro social campesino, proponen. Dicen que como afiliados voluntarios no pueden aspirar a un préstamo, que su jubilación es incierta y que como artistas independientes no son sujetos de crédito en los bancos: muchos no tienen casa, carro, garantías, y el banco no se arriesga.
Con toda esta relación entre el arte y el Estado, acaso no se corre el riesgo de convertir al artista en dependiente de un paternalismo estatal. Ni a Marcelo, ni a Paulina, les parece. “El Estado está obligado a fomentar la cultura, así como el turismo o la educación, el arte es un derecho”, dice Aguirre, pero aclara: “el arte no es portavoz del Estado, el cual no debe incidir en los contenidos, debe haber libertad. El artista no es dependiente de esa estructura, pero debe recibir fondos para la producción”. Y León: “Debe haber apoyo estatal; lo cual exige también una actividad constante del creador y no que sea ‘salonero’ (que pinte solo para salones)”. Pero, además del estado, está la empresa privada y otras estrategias.
En el libro memoria del pasado encuentro, ‘De la adversidad ¡vivimos!’, además de valiosos ensayos y ponencias de especialistas del arte y la economía, se plantean las relaciones entres los actores de la cultura, se propone una cadena de valor de las artes visuales (cuadro adjunto) y se ha segmentado una serie de preguntas a las que se responde con las conclusiones de las mesas de trabajo. Las respuestas se arman entre la risa, el drama y la propuesta.
¿De que viven los actores culturales? – Financiamiento de proyectos por parte de instituciones públicas y privadas; ingresos por actividades relacionadas y no al arte; venta de servicios, trueque, ‘chauchas’, sueños… ¿Quién les paga? – Nadie, autogestión, universidad, instituciones, apoyo familiar, el público, coleccionistas…¿Cómo les pagan? – Con las gracias y aplausos; promocionando la obra y dándoles un valor simbólico; sin respetar acuerdos previos; honorarios sin beneficios de ley; trueque, subvenciones, derechos, premios…
¿Cómo te sientes con la situación? – En estado de explotación, incertidumbre, inestabilidad; menospreciado, sin apoyo, en competencia desleal, endeudado, desgastado e indignado; o bien, en una lucha vital, en un proceso decolonial, optimista, libre, con posibilidades… ¿Qué te aporta este trabajo? – La posibilidad de soñar y trabajar por los cambios, un compromiso y posicionamiento político, satisfacción como creador, reconocimiento, aprendizaje constante…
Las mesas
Las tres mesas redondas se desarrollarán hasta el miércoles en Arte Actual, de 17:00 a 19:00.
Hoy se dialogará en torno a ‘Creatividad = capital’, modera Christoph Baumann.
‘Modelos de gestión para la producción’ es el tema de mañana.
La charla del miércoles se titula ‘Del modelo clásico del mecenazgo a la inversión actual’.