En pleno confinamiento, la frase “No hay nada que hacer, solo ser” tuvo efecto de bálsamo en Julie Arrue durante su clase en línea de meditación, práctica en la que se volcaron miles de personas para sobrellevar la crisis actual, inclusive políticos y sanitarios.
El 22 de marzo, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, publicó un tuit -luego retirado por Twitter-, con artículos de un supuesto “médico” y nanotecnólogo venezolano que aseguran contener el “remedio” contra el nuevo coronavirus.
Tomando la serpiente por el cuello, detrás de sus dos colmillos, Fabiola de Souza masajea las glándulas de veneno para extraer pequeñas gotas que salvarán muchas vidas en Brasil, donde miles de personas sufren mordeduras cada año.
Dentro de un recipiente se observa unas pinzas que abren con delicadeza una bolsa blanca de la que salen cientos de pequeñas arañas. Una vez abierto, una brocha empuja una de las partes desprendidas de la bolsa para no lastimar a los arácnidos recién nacidos. Eso es lo que se ve en un video grabado por un grupo de científicos que busca hallar el antídoto para tratar las picaduras de arañas venenosas.
Científicos australianos creen haber encontrado un antídoto para la criatura más venenosa del mundo, la temida cubomedusa. Investigadores de la Universidad de Sídney estudiaron la capacidad mortífera del veneno de este animal, que puede matar a sesenta personas.
Un equipo de investigadores del Instituto de Zoología de Kunming (sur de China) ha descubierto que la retigabina, un fármaco comúnmente utilizado para tratar la epilepsia, es un eficaz antídoto contra la dolorosa picadura de los ciempiés venenosos, informó la agencia oficial de noticias Xinhua.
Durante la juventud, yo, como muchos otros, me sentí seducido por el socialismo marxista-leninista, que –se creía- encarnaba los ideales de “justicia social, solidaridad, libertad para los oprimidos y ayuda a los débiles”.