No por intuido o menos sorpresivo, el escándalo mundial por las revelaciones de corrupción al interior de la FIFA ha puesto de relieve, una vez más, el cáncer que corroe al individuo y a la sociedad cuando se debilitan los principios éticos, lo que ocurre especialmente en épocas de abundancia de recursos económicos y de gasto incontrolado.
La realidad no alcanzó sus expectativas. El presidente de México, Enrique Peña Nieto, parecía esperar ayer, 3 de febrero del 2015, una respuesta más cálida tras anunciar varias iniciativas anticorrupción. Pero cuando los periodistas quedaron impasibles luego del discurso, resignado, le dijo a un colaborador: "Ya sé que no aplauden".