Hacia mediados del año 2015 'Mad Men' habrá concluido. Los aficionados a esta serie, entre los que me incluyo, hemos comenzado a atestiguar su fin, luego de haber sido cómplices y encubridores de Don Draper por casi ocho años.
La campaña lanzada para promocionar el potencial turístico del país con el eslogan "All you need is Ecuador" y el vencimiento del plazo para la recolección de firmas por la no explotación del Yasuní-ITT deben hacernos reflexionar.
Y así en un domingo cualquiera me di cuenta de que esta ciudad cambió, se desmarcó de su tradicional parroquialismo y se transformó en una capital un poco más parecida a las grandes ciudades del mundo. Si no confían en la palabra de esta representante de la prensa corrupta, hagan la prueba.
Quito terminó convirtiéndose en la plaza crucial de la confrontación política en las últimas elecciones. Con todo el aparato estatal encaramado en la campaña, y con el Presidente como su capitán y prioste, resulta que Mauricio Rodas libró una batalla heroica al haber ganado la Alcaldía. Esta no fue una victoria común, con 20 puntos de diferencia sobre Barrera, su candidatura venció por knock out. Eso sí, sus votos responden a una diversidad de demandas ciudadanas.
La elección del domingo quedará marcada en la historia. Por primera vez se rasgó el teflón que había acompañado a Correa durante sus siete años de ejercicio del poder. Que quede claro, esta no fue una elección de autoridades locales cualquiera, estuvo marcada por el singular fenómeno de que fue el propio Presidente el que fungió de candidato único a lo largo y ancho del país. Por eso hay que decirlo, el gran perdedor de este proceso, no es cada uno de los candidatos a alcalde de AP, sino que lo es el propio Presidente.
Cuando el poder actúa sin contrapeso alguno y simplemente tiene como referencia la imagen parcial y distorsionada que le entregan sus aduladores, entonces empieza a actuar con desatino.
Qué caretuco, ya son amorales, su engreimiento no les permite ver otras cosas, perdieron la objetividad, el sentido de la realidad". Estas son palabras del presidente Correa, emitidas durante su última sabatina que se refieren al periodista Juan Carlos Calderón quien con Martha Roldós y otros ciudadanos, ha solicitado el financiamiento del National Endowment for Democracy (NED) para la creación de una Agencia de Noticias.
A lo largo de estos años de correísmo que marcarán la historia como el período de mayor concentración del poder en las manos de una persona, me he cuestionado acerca de mi propio papel como analista y observadora externa de los hechos que ocurren. Sin duda, uno se enfrenta en innumerables ocasiones con la aridez de su propio pensamiento, la escasez de ideas frescas, de ángulos nuevos para el análisis, pues lo que aquí hemos escr ito -no solo yo, sino decenas de otros analistas- se ha ido cristalizando, de modo que lo que dijimos hace 6 años, corresponde plenamente a lo que hoy vivimos, pues el esquema trazado desde el día uno, con la demolición de toda la institucionalidad existente y la refundación constituyente solo daba como para la conformación de un gobierno absoluto y hegemónico .
El vaso se derramó finalmente, por alguna gota de aquellas que se volvieron parte de la artillería retórica pesada del Régimen en contra de los EE.UU. Durante 7 años, al oficialismo le resultó efectiva la estrategia de inflar su discurso antiyanqui, "soberano" y "digno" mientras se mostraba más o menos pragmático en sus acciones con los EE.UU., aparte de los obvios golpes sobre la mesa. Pero la línea era quizá tan delgada, que terminó por romperse el día que el Gobierno de EEU.U. decidió cancelar el programa de cooperación, que a través de la Usaid, brindaba al país.
Mientras escribo mi columna de esta semana alejándome de la comidilla política -¡qué refrescante!- vuelvo a oír a Mischa Maisky tocando a Rachmaninoff y Shostakovich en un concierto en Moscú. Los escucho para repetir, aunque sea en una escala infinitamente menor, la lluvia de sensaciones que invadieron a los asistentes de la Casa de la Música, o al menos a mí en particular, cuando el pasado miércoles, Mischa Maisky junto a Sergio Tiempo nos transportaron a otro espacio-tiempo (bien valga la redundancia).
No me querrán mis amigos que militan en la llamada "oposición", pues dirán que cualquier intento que realizan por estructurarse y consolidarse, es severamente criticado por personas como yo. Y es que alguien muchos años atrás me dijo inteligentemente que uno al ejercer este rol de analista y de observadora externa de los fenómenos, no puede convertirse en un "hincha" similar a los del fútbol, que de manera ciega mira los acontecimientos en la cancha, las más de las veces, sin pensar críticamente en la actuación de su equipo. Es por esto y para intentar contribuir a la construcción de un sistema que se aproxime más a una democracia, que uno está en la obligación de señalar las falencias y aciertos de ambos lados del espectro.
Vivimos bajo un sistema de gobierno que se parece mucho a aquellos esquemas matrimoniales disfuncionales propios de nuestra sociedad machista donde predomina un patriarca autoritario que impone la razón y la sinrazón por la fuerza.
Dispararse en los pies. Perder contacto con la realidad. Exagerar. Desbordarse. Desvariar por completo. Eso ha hecho el Gobierno en las últimas semanas de forma atarantada e inexplicable, a pesar de que el teflón sigue resistiendo.
No, no estimados lectores, no vengo aquí para anunciar el fin del mundo, ni pretendo ser una quiromántica nostradámica posmoderna. No. Solo tengo una idea fija que me ronda desde hace meses, y pensé que quizá debo compartirla con ustedes pues es probable que compartan mis sustos y al menos seremos capaces de hacer una catarsis colectiva o seguiremos encomendándonos a la Santa Marianita de Jesús, que hasta ahora ha sido fidedigna en su predicción.
Alejarse del bullicio político de este país es como dejar de oír un sonido constante y molestoso a la madrugada. Las eternas discusiones bizantinas de hormigas que se enfrentan unas otras discutiendo perogrulladas evidentes, resulta patético, ridículo y cómico. A los lejos, se mira una inmensa tropa de hormigas verdes que trabajan incesantemente no solo en la reburocratización del Ecuador, sino en la creación de todo el metalenguaje para justificar y apropiarse del relato de lo que estos seis años y tantos más significan y significarán para el país. También a la distancia se distinguen de entre la masa, unas poquísimas hormigas multicolores que arguyen sin descanso, sin que la masa de hormigas soldadas verdes se inmute. Las discusiones son eternas, pero el monólogo avanza sin tregua, sin perturbarse por las voces que matizan o disienten.
'En un país libre todo el mundo tiene derecho a ser idiota. También los columnistas -y me incluyo- escribimos muchas veces idioteces, y por las mismas nos pueden condenar como tontos, pero no condenar a la cárcel".