Con la llegada del nuevo año, las definiciones políticas y económicas que debe tomar el presidente Lenín Moreno son imperativas.
El fin de semana llegó al país el expresidente Rafael Correa. Para su traslado tomó dos vuelos: uno comercial, desde Bélgica a Bogotá, y otro privado, desde esa ciudad a Guayaquil.
Alianza País se desmorona, en medio de una disputa política que ha puesto al ala correísta contra las cuerdas, al borde del colapso.
El ex presidente Rafael Correa no oculta su malestar y preocupación por el avance inexorable de la consulta popular y la probable eliminación de la reelección indefinida y la reorganización del Consejo de Participación.
El ala correísta de Alianza País está atrincherada, presa de sus limitaciones. Incapaz de leer adecuadamente el momento político que vive el país, se aferra a esa práctica que primó estos últimos diez años: afianzar la hegemonía de su movimiento a cualquier costo. Proteger a algunos integrantes sindicados del otrora partido-Estado, aunque cada vez hay más pruebas de sus irregularidades.
El pecado de los veedores Pablo Chambers y Gerardo Portillo fue ir más allá de la tarea que el expresidente Rafael Correa les encomendó: confirmar si su hermano Fabricio tuvo contratos con su Gobierno, lo cual fue revelado por la prensa en el 2009.
Despilfarro en una mano y corrupción en la otra. Así pasará a la historia el retrato de esta década.
Es una paradoja. Desde que dejó el poder en mayo pasado, Rafael Correa se convirtió en el principal opositor del presidente Lenín Moreno. Atrincherado en Twitter, el exmandatario disparó sin cesar cuestionando las decisiones sobre la política anticorrupción, la relación con los indígenas, el tema educativo y el diálogo con la oposición.
El juicio que investiga la presunta asociación ilícita de Ricardo Rivera, tío del vicepresidente Jorge Glas, es considerado por la Fiscalía un tema que debe mantenerse en secreto, pues puede atentar contra la estructura del Estado.
Walter Solís Valarezo fue un hombre de confianza del anterior Gobierno.
La participación del contralor Carlos Pólit en supuestos pagos ilegales relacionados con el caso Odebrecht desató reacciones a todo nivel, especialmente en la Asamblea desde donde se pide su enjuiciamiento político.
Lenín Moreno debe generar las condiciones necesarias para gobernar sin mayores inconvenientes ahora que ha sido posesionado oficialmente como Presidente. Su política tendrá que ir más allá de tender puentes con actores de la oposición como partidos políticos, sindicatos, movimientos sociales, indígenas, ecologistas...
Durante la campaña, el hoy presidente electo Lenín Moreno sacó varios ases bajo la manga. Especialmente, disparó al electorado nueve ofertas que tuvieron gran impacto e incluyen la construcción de 325 000 viviendas; subir de 50 a 150 dólares mensuales el Bono de Desarrollo Humano; créditos para jóvenes; la creación de 40 universidades, así como la puesta en marcha de la Refinería del Pacífico, entre otras.
La era del correísmo sin Correa empezó el domingo en la Asamblea. Y en su debut echo mano de esa práctica de exclusión tan característica de la última década.
A pocas semanas de su salida del poder, el presidente Rafael Correa persiste en la que ha sido una constante durante su Gobierno: la injerencia en otras funciones del Estado.
A pocas semanas de terminar su mandato, el presidente saliente, Rafael Correa, insiste en su retórica virulenta. Aunque eso signifique agrietar el discurso conciliador que Lenín Moreno trata de proyectar como virtual ganador de las elecciones.
La teoría del complot nuevamente es la punta de lanza de la táctica del oficialismo, desde el Ejecutivo y el Legislativo, para poner contra las cuerdas a la encuestadora Cedatos, Participación Ciudadana y varios medios de comunicación.
En la lógica correísta quien más méritos ha hecho para llegar a ser el nuevo fiscal general es Carlos Baca Mancheno. Sin lugar a dudas.
Qué tiempos aquellos. Cuando, fruto de los altos precios del petróleo y el aumento de los ingresos tributarios, el Gobierno podía gastar a manos llenas. Mostrar en obras grandilocuentes o simplemente en elefantes blancos (el movimiento de tierras de la refinería fantasma del Pacífico o las escuelas de milenio con ascensor son dos botones de muestra) los logros de la llamada revolución ciudadana.
La corrupción se convirtió en un actor preponderante en la campaña. Solo después del próximo domingo se conocerá el peso que tuvo este factor entre los votantes, que buscan soluciones a sus problemas cotidianos.