Amor verdadero

Por increíble que parezca, en los albores del siglo XXI, constituye una locura -vista a través de los ojos de la sociedad actual- el ser un verdadero cristiano. Estos son creyentes aferrados a la idea de un Dios invisible, que envía encarnado a su Hijo, para que se sacrifique y pague con su vida por los pecados ajenos. De esta manera queda satisfecha la Justicia divina.

Su Hijo, con su ejemplo nos mostró el camino a seguir y tan solo nos enseñó dos mandamientos: amor al Padre, lo primero, y luego al prójimo, significando lo segundo: respetar y no hacer cosas que lastimen a los demás. Estos mandamientos no son penosos, para quien desea de corazón cumplirlos.

El galardón para tal obediencia es el ser saciado, mirando el rostro de Dios, cuando despertemos a su semejanza. ¡Bendita la locura nacida de un amor verdadero!

Suplementos digitales