En el imaginario popular ecuatoriano -y de muchas otras naciones-, el amarillo es sinónimo de buena suerte, de energías positivas, de caminos abiertos.
En arquitectura, la simetría es sinónimo de orden y planificación; pero a veces puede volverse aburrida por predecible y monótona. Eso se hace más evidente cuando se proyectan conjuntos habitacionales.