Por qué el mantener (e inmovilizar) un patrimonio debe recaer sobre el hombro de los propietarios privados que no cuentan con incentivos.
El actual gobierno no solo debe luchar contra la corrupción sino contra la ignorancia y parte de ello es cuidar nuestras bibliotecas.
Celebramos nuevamente el Día de los Museos. Una marcha pública en Cuenca, un seminario en Quito sobre “Museos, historia pública y políticas culturales” (Universidad Andina), alguno que otro comentario en los medios. Supongo que a estas alturas del partido estaremos de acuerdo en que los museos no son solo “depositarios de bienes muebles representativos del patrimonio cultural de la nación”; y por extensión a lo anterior, tampoco son “lugares de relatos de nación y memoria colectiva”. Son, o deberían ser espacios “activistas” desde donde se anime al debate, se tensione y cuestione precisamente la noción –entre otras- de “nación”, una noción del romanticismo decimonónico que no existe más cuando vivimos la mayor porosidad de fronteras en la historia mundial y nos anima o debe animarnos más bien un diálogo multivocal que va más allá de la política local.
Nunca dejé de amar. Más allá de las convenciones, de las certidumbres, de las limitaciones. Amé y amo cuanto tengo alrededor; miro, indago la vida con curiosidad; veo caer una hoja debilitada por el viento o por el peso del pequeño colibrí y me pregunto, me cuestiono siempre. No puedo dejar de inventar historias verdaderas o reales ficciones. El docente es o más bien debería ser esto, un encantador de serpientes que dota de vida y emociones a quien por alguna razón ha dejado de apasionarse por ella. Un docente te abre la mirada, te quita la respuesta unívoca para proponer múltiples y complejas realidades mutantes. Te sirve la mesa para el diálogo que los fortalece a ambos, maestro y pupilo; te abre la posibilidad de errar porque solo errando aprendes, enlazas y disfrutas descubriendo.
¿Qué sentido tiene una mesa o un lápiz labial?Son cosas o “constelación de notas”, como diría el filósofo español Subiri, con tal o cual forma, color, peso. La mesa –un trozo de madera, cortada en cuadro y cuatro patas que la sostienen- no es de ‘suyo una mes’, o es en tanto y cuanto forma parte de la vida humana. Marcamos una distancia entre la cosa-realidad y la cosa-sentido. La mesa, tal o cual mesa en particular, tiene especial sentido por su vigencia y la vivencia que relacionada con nosotros y nuestra vida, adquiere un valor en un tiempo y en un espacio específicos. Y esta noción de sentido cambia con los objetos dependiendo de su uso, colocación, necesidad, afectos evocados, memorias.
A la calle, a la plaza, a cualquier lugar público donde se escuche nuestra voz de protesta. Es que la cola que ha traído la corrupción y lo perverso del gobierno anterior nos deja a todos estupefactos. El fardo es pesado de cargar y desarmar más aún cuando quedan demasiadas señales de que los cambios son superficiales y que siguen enquistados en el poder los mismos de hace una década.
El arte contemporáneo -social y políticamente comprometido- censura la corrupción, el tráfico de órganos, entre muchos otros temas. Este a su vez suele ser censurado por los mismos corruptos quienes desde el poder aducen sentirse “ofendidos” por una imagen “deshonesta”. Lo que quieren es sacarse al incómodo “bicho” (léase artista) de encima. Los censores institucionales o agresores de obra suelen no conocer los móviles y dispositivos que usa el arte contemporáneo. El ejercicio, entonces, proviene de “su” ignorancia y leen, para justificarse, una partecita, un desagregado de una obra, sin tomarla en su conjunto.
Siguen las declaraciones de políticos sobre la necesidad de activar carreras técnicas y tecnológicas, en un país que necesita pocos PHD´s y muchos técnicos que entren de manera pertinente al campo laboral. Reviso la página del Senescyt sobre los Institutos Tecnológicos Superiores, una oferta de campaña de ayer y del actual gobierno. Tras ello me queda poco claro lo sucedido. La información está llena de buenas intenciones, no se conocen resultados. ¿“Mucho ruido y pocas nueces”? ¿Dispersión? ¿Gastos innecesarios inconducentes?
En los corrillos quienes nos movemos en el campo cultural, vemos con preocupación la designación del nuevo Ministro de Cultura, presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana en varias ocasiones. El sesgo hacia la literatura en detrimento de otras importantes áreas culturales, ha caracterizado su caminar político. Los abandonados Archivos Nacional de Historia y la Biblioteca Nacional son prueba de ello. Entendemos que la praxis del ministro deba ser distinta, guiada por una visión integral, abarcadora. Como decía mi colega Rosemarie Terán en una entrevista para “Paralelaje”, es urgente resignificar el patrimonio, trascender el folklorismo, el nacionalismo, la simple ritualidad en la recreación de identidades. Es importante romper con los paradigmas homogeneizantes, sin reconocer la diversidad de posturas y culturas, una diversidad que, además, se transforma constantemente.
En el mundo de los errores, un “glitch” es un error pequeño en el software, no llega a ser un “bug”. Si los errores se producen por ficheros mal codificados o dañados, en su reproducción se formarán figuras o imágenes también erróneas.
Hemos cedido el derecho a ejercer la ciudadanía. Los más, después de sufragar, se retiran a sus actividades personales; el Estado ha sido investido de un poder omnímodo. Pero en la vida existen siempre resquicios por los que aún se cuela la memoria; una resistencia de pocos por no olvidar la responsabilidad de ser ciudadanos sin nombramiento ni remuneración. Hablo de Édgar Rodas, cirujano, padre, profesor universitario, cultivador de lechugas, caminante.
Tengo 60 años cumplidos hace muy poco. Lo digo públicamente para ver si de este modo reconozco que no soy joven y que el tiempo ha corrido, que la vida tiene ahora más valor que nunca y que lo que has hecho o has dejado de hacer tiene gran peso.
Este nuevo Patrimonio de la Humanidad señalado por Unesco nos obliga a reflexionar sobre ello desde diversos aspectos históricos, sociales, económicos, etc.
Estas inofensivas letras "SSSSS" pueden aparecer aleatoriamente sobre el pase de abordar de cualquier pasajero. Vas dirección norte, a los Estados Unidos. Has sido seleccionado para ser revisado minuciosamente, tanto tu equipaje como tu persona.
Declaro públicamente mi adherencia al proyecto de dejar bajo tierra al petróleo en el Yasuní. Miles de personas hemos firmado en apoyo a la consulta. No importa qué artimañas usen para invalidarlas. Sin embargo, mis reflexiones en este artículo pretenden ir más allá del problema puntual de explotación de recursos en la zona de mayor biodiversidad del hemisferio occidental, de ser el hábitat de pueblos no contactados y de haberse convertido en el bastión de lucha de la izquierda ecologista unida. El Yasuní es un poderoso símbolo de la urgencia que supone el proceso de transformación de paradigmas éticos de la vida humana en el planeta.
Mil personas andan zombis por la ciudad. Dos semanas de escuchar, mirar, reflexionar, bailar y beber con los cuates. Más de mil personas andamos inspirados, sorprendidos. En dos semanas Cuenca vive dos bienales internacionales, la de arte y la de arquitectura académica; la primera en su edición 12 y 27 años de experiencia, la segunda que apenas nace. Múltiples plataformas de arte, complementarias a la Bienal de Arte, viven intensamente sus propuestas con artistas en residencia de variada procedencia. La ciudad ha sido tomada, seis sedes emblemáticas para la Bienal de Arte, otras tantas por proyectos autónomos. Ambas movilizan cientos de jóvenes en formación, críticos, docentes y curiosos.
El gaucho malo es un 'outlaw', un forajido o facineroso. La historia argentina está llena de ellos; laceadores y jinetes, han plagado las pampas de terror; desconocen las leyes civiles, representan la barbarie frente a la civilización. Villanos en esencia, su fuerza bruta ha acolitado el poder de los grandes tiranos.
Campaña va campaña viene. Se ofrece de todo y para todos los gustos. Muchos candidatos a la Alcaldía o Prefectura hablan de planes turísticos para su ciudad o su región. Se insiste en el número de turistas que podrían usufructuar de una mejor infraestructura vial u hotelera. Lugares cuya vocación es ganadera o agrícola intentan ser trocados por la lucrativa empresa turística. El país entero con su biodiversidad, multiculturalidad, volcanes nevados, algunos incluso dando gran show pirotécnico, puede convertirse en un gran lugar de acogida de miles de visitantes. ¡Horror! Al lado o en medio de esta fantástica naturaleza surgen pueblos que han destrozado su patrimonio urbano, si alguna vez lo hubo. Por años los migrantes enviaron dinero para literalmente destruir la casa anterior y construir una mansión de concreto con facilidades que nunca usarían.
¿Sabía usted que tenemos una memoria literalmente perforada? Que la humanidad -su conciencia- está siendo sometida a otras formas de esclavitud y ocultamiento de verdades que interrumpen el verdadero desarrollo y fluir de Nosotros en un universo enorme, ancho y aun ajeno.
Para escribir este artículo no hice mi deber: investigar, confirmar datos, hacer una que otra entrevista, reflexionar y volver sobre los textos ya escritos. Me sale del estómago, no puedo evitarlo. Día a día los profesores nos encontramos con más y más documentos que llenar, sistemas de evaluación compleja que toma horas trazar, sylabos que deben indicar todas y cada una de las variables, algunas inentendibles, portafolios que necesitan de asistencia externa.