Los premios Bichito del Fútbol de este año han sido entregados. En líneas generales, se trata de una propuesta interesante y hasta necesaria, que se contrapone a la aburrida solemnidad que suelen tener los famosos trofeos de los círculos periodísticos o, peor aún, las asociaciones oficiales, con cocteles y frases hechas. El fútbol es fiesta y celebrarlo con discursos engominados es risible.
En estos tiempos en que el buen humor es cuestionado por gente de hígado denso y delirios de persecución, constituye una excelente broma, un chiste de antología para hacer 'plop' como Condorito decir que el fútbol ecuatoriano está entre los 15 mejores del mundo.
Este 17 de octubre pasará a la historia: la crisis del fútbol tomó un nuevo cuerpo, con Deportivo Quito sancionado, su dirigencia auto-descabezada y sus jugadores buscando, infructuosamente, detener la fecha completa para decretar una gran huelga. ¿Esto será el principio del fin, el primero paso en serio para el colapso total? Quién sabe. Pero es necesario realizar algunas reflexiones.
¡Y se fue Cevallitos! Tras 40 meses de ser las manos de Correa, dejó el cargo de ministro de Deportes en el cual repartió dinero e implementos a diestra y siniestra. Muchos deportistas están llorando, literalmente, porque se va intempestivamente esta especie de papá Noel futbolero, que apoyó con el dinero del Fisco a todos los deportistas que pudo.
A estas alturas, la Tricolor se ha convertido en un auténtico reallity show de baja ralea con declaraciones cruzadas, informaciones dignas del ‘teléfono dañado’, comedidos recaderos amarillistas, estrellas insufladas de un insoportable ego y un aroma a billete mal repartido cuyo tufito ha terminado con el mito de que “la Selección es una familia”.
Lo que ha generado el discurso del ‘Tin’, la huelga de jugadores y otros sucesos que mezclan la política con el fútbol me genera una pregunta: ¿por qué los cracks de la Tricolor, tan queridos en su momento, no son entrenadores? Porque es lo normal, ¿no?, que al final de su trayectoria por las canchas se pasen a los banquillos, las pizarras y la estrategia. Al menos es lo que sucede en todo el mundo con los mejores, menos en Ecuador. Del equipo que llegó al Mundial del 2002, solo Álex Aguinaga y Juan Carlos Burbano son entrenadores y han querido saborear este oficio de amargura, desvelos y a veces, solo a veces, de intensa gloria. Otros son empresarios. La política ha sido más tentadora para la mayoría de exseleccionados por dos razones básicas. Primero, porque es fácil, sobre todo cuando a uno lo llaman de los que van ganando. Basta con sonreír para las fotos, asistir a los actos del Partido, leer los discursos que redacten los asesores (bueno, eso de leer también puede ser todo un ret
Reinaldo Rueda debió ser artista plástico o al menos estrella de rock. Su capacidad para sorprender partido a partido es innegable.
La polémica por la nómina mundialista es inevitable y rara vez hay unanimidad. Siempre existe un jugador que parece indigno y siempre aparece otro que da la sensación de estar colado más por capricho que por cuestiones tácticas o de rendimiento. Solo cuando se produzcan los partidos en Brasil se sabrá si el DT acertó con los elegidos o si se equivocó. Es el riesgo de ser mundialista.En Ecuador, la controversia principal gira en torno a dos jugadores. Uno es el volante Luis Saritama, quien ha pasado de ser estrella del arrollador D.Quito del último lustro a comebanca en el Barcelona mediocrón de Carlos Ischia. Otro es Carlos Tenorio, que pide un espacio en una delantera devaluada en los últimos meses. Saritama está llamado para el duelo con Holanda mientras que el 'Demoledor' ha sido marginado.En realidad, la frase "deben ir los mejores" ha sido malinterpretada por el vulgo. Rueda llevará al Mundial a los mejores que se acomoden a sus ideas. Si Carlos Tévez, artillero de Italia, quizás
De la euforia de la estrella 14 ahora sí ya no queda nada, excepto lo que todos temían: deudas, deudas y deudas. Barcelona sigue siendo el Don Ramón del fútbol, huyendo del casero que no sabe cómo cobrar los 14 meses de renta. Desde 1987, cuando el 'Loco que Ama' se cayó del poder y heredó al 'Ídolo' un déficit tan grande como su locuacidad, el saldo en rojo en las cuentas ha sido un distintivo de los canarios, al mismo nivel que la canción de Deluxe o el hombre de campana. Barcelona es amarillo como el sol… y endeudado como Uganda.
Lo que ha pasado con Luis Fernando Saritama en Liga debe ser lo más parecido a un drama shakesperiano, con el jugador preguntándose “ser o no ser” ante una calavera (un balón, mejor dicho) y asumiendo los riesgos de una respuesta que podría ser fatal para su carrera.
Los aciertos para el título del Emelec son muchos: respeto al plan de largo aliento de Gustavo Quinteros (eso que llaman ‘proceso’ por la extraña manía de usar palabras judiciales),un buen ojo con los refuerzos (la excepción fue el fiasco de Zeballos), rápida corrección de errores y una organización financiera lo suficientemente robusta para que los futbolistas se sientan respaldados y salten tranquilos a la cancha. Bravo. Sin embargo, también es verdad que este éxito de la 11 de Emelec se debe a que no hubo final (la presión fue alta con Liga de Loja y Manta, ante los que se acumularon 180 minutos sin anotar) y al evidente descalabro de los rivales, casi todos devastados por la angustia de la iliquidez. No debe ser motivo de exagerado orgullo para los campeones recordar que algunos partidos los ganaron a contrincantes con jugadores que estaban por ser echados de sus departamentos, que eran acosados por las pensiones alimenticias no cubiertas, que llegaban en bus a las prácticas y debí
Cuando un técnico afirma que sus jugadores de Primera categoría están desnutridos, que ellos juntan los centavos para ir en bus a los entrenamientos y que su prioridad no es clasificarse a torneos internacionales sino algo más modesto como garantizar la supervivencia diaria, no queda más que sentarse a llorar. Esa confesión, tan dramática y conmovedora, es un signo más de que el fútbol del país mundialista y petrolero camina hacia la quiebra, sin que el ‘mejor dirigente de la historia’ pueda hacer algo para evitarlo.
Para muchos ha sido un golpe demoledor la noticia de que la FIFA nunca proclamó a Antonio Valencia como el futbolista más rápido del mundo. Es más, la FIFA ni siquiera realiza esos estudios. Ya era increíble tragarse el cuento de que ese organismo pierde plata y tiempo en inservibles análisis de velocidad a jugadores de todo el mundo; pero han sido más increíbles las reacciones a esta revelación, que recuerda mucho a cuando Lisa Simpson descubre que el fundador de Springfield era en realidad un hombre malvado. Indignación. Cólera. Y ganas de matar al periodista que lo reveló. Sí, para muchos se cayó un poco el mito que estaba en construcción. Valencia reemplaza lo que antes fueron Alberto Spencer (el mayor artillero de la Liberadores), Aguinaga (el mejor extranjero de la década en México), el ‘Tin’ (el mayor goleador de la Tricolor) y hasta Kaviedes (el mayor goleador del mundo). Valencia es, o era, el más rápido del planeta. Wow. Estaba entrando en esta galería de héroes idealizados a
La semana anterior pasará a la historia como una de las peores de la historia del fútbol ecuatoriano. Nunca antes, en un período tan breve, suedieron cosas tan sombrías que incluso el campeón mundial del optimismo saldría recitando los versos del gran César Vallejo en ‘Los heraldos negros’: son como el odio del Dios.
Un montón de gente con alma caritativa se ha metido a la muy cristiana tarea de reivindicar la imagen de José Luis Perlaza, probablemente uno de los defensas más salados de la historia del país. ¿Qué dicen para salvar a Perlaza del doble horror que cometió en el duelo Liga de Loja-Barcelona, en el cual metió el mejor autogol de la década y luego se hizo expulsar? Una sarta de ingenuidades. Comentémoslas una por una.
La imagen parece sacada de una novela de Tom Sharpe: ¿se imaginan que el gran Rubén Insúa termine de verdad durmiendo en La Carolina, poniendo su catre junto a los dinosaurios y bañándose en las nuevas piletas del bulevar? Al menos, el 'Poeta' tendría toda la pista del parque para trotar, algo que le gusta mucho.
El desafortunado comentario de un empleado del club español Sevilla, quien consideró copia al Barcelona de Guayaquil y un plagio al escudo del club canario con respecto del equipo catalán, generó una serie de comentarios en las redes sociales. Hubo burlas, reclamos, iras, mofas, dimes y diretes sobre un tema que antes solamente estaba reservado al nivel primario, al de 'Barcecopia', término con el que los hinchas de otros equipos hieren a los canarios. En realidad, la originalidad no suele ser la tónica del fútbol. Hay montones de equipos llamados América y Nacional, y nadie los considera copias. Hay arsenales, rivers, liverpools, olimpias y otros más y, aunque algunos son más importantes que otros, nadie piensa que los más nuevos fueron fundados en un centro de fotocopiado. Y ni digamos sobre los uniformes, canciones de las barras y demás asuntos en los que el copyright no tiene razón de ser.
Otro entrenador se suma a la poco honrosa lista de aquellos que le echan la culpa de sus derrotas a los árbitros. Sí, esos conspirativos seres que se dan modos para arruinar nuestros sueños de gloria y ponerse de parte de los rivales. Son más malvados que el Fondo Monetario Internacional (FMI) y más poderosos que el Opus Dei y el imperialismo juntos. Y, según Su Majestad, incluso son caretucos porque se tragan el silbato en lugar de pitar los penales.
Una de las interesantes lecciones que dejó el 3-1 sobre Chile es que la Tricolor no depende de Antonio Valencia para jugar bien ni para ganar.
Como estaba previsto, se clasificó a la gran final de la Serie A el equipo menos malo. A diferencia de otras ocasiones, no hubo un par de cuadros que marcaran el camino, que fueran la voz cantante desde el inicio. Al contrario, hubo una alternancia de líderes y las posiciones finales se han definido por una incapacidad crónica de definir los partidos. Es el fútbol que tenemos, digno del programa ‘Qué risa cuando les pasa’. En términos prácticos, Barcelona fue el mejor y, a pesar de que ha tenido partidos vergonzosos, como la caída ante El Nacional, los penales botados en Loja y el horrible cotejo ante el Cuenca, sin exhibir la mínima jerarquía que se espera de un líder, hizo lo justo para quedarse con el botín y dar una gran alegría a sus sufridísimos seguidores. Ahora está a dos cotejos de ser campeón y jugará torneos internacionales dos temporadas seguidas.