La actuación caleidoscópica de Carlos ‘Cacho’ Gallegos

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‘Barrio Caleidoscopio’ es asombroso, porque su autor, actor y director, Carlos ‘Cacho’ Gallegos, deslumbra con su oficio. Para tal valoración, los argumentos sobran, basta ocupar la butaca y sentir el placer de ver esta obra, que estuvo apenas dos días, en el Teatro Variedades.

Tras lo logrado con ‘Plush’, el Cacho marca otro registro con ‘Barrio Caleidoscopio’. Aquí, el actor ahonda en la precisión del gesto, mientras se acompaña bien de la palabra y, por tanto, de la voz.

En reseña la obra va así: Alfonsito, en su pobreza y soledad, viviendo el luto por la pérdida de su madre, quiere, como todas las mañanas, salir de su ordenada y polvorienta casa, para comprar un pan, “o dos”. El temor de afrontar a los demás, “la gente normal”, sumado a su obsesión compulsiva, hacen que el trayecto esté lleno de tentaciones, melancolías y amargas experiencias. Tras la esperanza que lo motiva a salir, yace su necesidad de compañía, el anhelo del roce cálido del otro.

La palabra de Alfonsito es florida, de versos hechos y de imágenes edulcorantes. Él es un “tonto” y es un ratón, pero es quizá el último rastro de la inocencia.

Impresiona que en toda la obra el personaje esté sentado, aplastado por la oscuridad del escenario, y que, sin embargo, la interpretación sea tan corporal y, por cierto, versátil. Esa ‘quietud’ se integra con la música, con la luz y con las rupturas del discurso: pausas de corte cinematográfico, que complementan el ritmo.

El ‘Cacho’ consigue todo lo que se propone en ‘Barrio Caleidoscopio’... Él, con su actuación, es el caleidoscopio. Y recién se cuentan las primeras funciones de esta pieza, la cual, si se acompaña del proceso ya seguido en ‘Plush’, crecerá y crecerá, hasta ser otra gran obra, con la firma del ‘Cacho’.

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