En Ecuador todavía se recurre a familiares y amigos para que donen sangre y de esta forma acceder a componentes sanguíneos (glóbulos rojos, plaquetas, plasma).
El fortalecimiento del Sistema Nacional de Sangre que anunció el Ministerio de Salud Pública (MSP) hace un año no da visos de avanzar hacia una cobertura con el 100% de donación voluntaria. Apenas 1,2% de 14,3 millones de personas dona sangre, cuando el estándar mínimo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) es 2% y lo óptimo 5%.
El último reporte del 2010 registra que se recolectaron 190 086 unidades de sangre en la Cruz Roja Ecuatoriana (CRE) y en nueve centros públicos y privados. El 35,6% fue de donantes voluntarios y el restante 64,4% correspondió a parientes y amigos.
Telmo Mora sabe lo difícil que resulta conseguir un componente sanguíneo en una emergencia. Hace tres meses a su hermana de 58 años le diagnosticaron paludismo y fue trasladada de Esmeraldas a Quito. Al llegar le informaron que tampoco había las plaquetas que necesitaba. Pagó USD 200 por 12 unidades y gracias a amigos obtuvo otras ocho.
Fernando Porter, de 63 años se convirtió en donante voluntario luego de que su madre enfermó y no tenía quién donara. Al menos una vez al año acude a la CRE. “Es un gesto de amor a la humanidad y no me afecta en nada”.
Las historias se multiplican en las afueras de los bancos de sangre y aún más de las clínicas privadas. Para revertir esta situación, en junio 2011, el Programa de Seguridad Transfusional del MSP planteó dos proyectos, que fueron aprobados por Senplades y el Ministerio Coordinador de Desarrollo Social. El presupuesto asignado fue de USD 59,7 millones para cuatro años (hasta el 2014).
En un informe del 12 de mayo pasado al que este Diario accedió, los responsables del programa informaron que a esa fecha el avance apenas era del 23%.
Las razones del retraso: “Las demoras en procesos administrativos causaron recortes presupuestarios y los cambios de autoridades ocasionaron que algunos procesos avanzados se estanquen y en otros debieron reiniciarse y no concluyen hasta la presente…”.
Tras la salida de Nicolás Jara del viceministerio de Servicios de Salud, en marzo pasado, se suspendieron acciones específicas para crear dos hemocentros en Quito y Guayaquil para procesar sangre. En la capital se llegó a pedir a la empresa pública Inmobiliar que identifique un espacio en donde operar, recuerda Manuel Sánchez, ex consultor del proyecto.
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En Guayaquil se dieron acercamientos con la Junta de Beneficencia para que el MSP use las instalaciones del banco de sangre de la Maternidad Sotomayor.
A través del portal de compras públicas se abrieron procesos para adquirir equipos, vehículos, insumos, etc. para colectas y procesamiento de la sangre, por USD 5 millones. Algunos casos concluyeron pero los productos están en bodegas, en otros se adjudicaron a proveedores pero no firman contratos y hay concursos desiertos que no se reactivan (ver cuadro).
En noviembre pasado se inició el Plan Nacional de Donación Voluntaria pese a no contar con todos los materiales y equipo básico. Se hicieron colectas piloto en empresas de Pichincha, Guayas, Manabí, Imbabura, Chimborazo. Solo entre febrero y mayo pasados colectaron 3 781 unidades.
La sangre colectada iba a suplir un déficit de 68 000 unidades de sangre de 122 servicios de medicina transfusional del MSP, principalmente, a los de difícil acceso geográfico. Esta brecha fue identificada en un estudio in situ de cuál era la necesidad real de sangre. Y la estrategia fue ubicar 34 000 personas en las siete zonas en las que se dividió al país, para que donen dos veces año.
Actualmente el principal proveedor de la red de salud pública es la CRE, según los pedidos diarios que hacen los centros. Y la idea del proyecto era fortalecer los servicios estatales a más de contar con la CRE, explica Pablo Carrión, ex empleado del MSP.
Para 11 de los 21 equipos de colecta previstos se contrató por concurso a 66 personas, pero al igual que el resto de acciones, las colectas se suspendieron y de forma sorpresiva fueron despedidos. La salida que más indignación causó fue la de María Dolores Nieto, especialista ecuatoriana en medicina transfusional y quien lideró el sistema nacional de sangre de Nicaragua, considerado por la OPS como el ejemplo a seguir para toda Latinoamérica.
Dennis Gómez, licenciado en bioanálisis clínico, cuenta que tenían mucha ilusión de trabajar con el MSP. “… Existía el apoyo del Gobierno, personal calificado y lo hacíamos por el país. Hay gente pobre o que vive en sitios extremos que no tiene acceso a sangre oportuna y sin costo. Salí desilusionado y todo quedó en nada…”. El profesional dejó la coordinación del banco de sangre de Solca para apoyar el fortalecimiento del sistema público.
Ivonne Beltrán, quien lideró la evaluación del requerimiento de sangre en cuatro provincias, se enteró que su despido llegó a la Dirección Provincial de Salud y hasta hoy nadie le ha explicado qué pasó. “Nunca recibí un memo, un llamado de atención. Estábamos comprometidos porque se iba a dar sangre de calidad en el sitio donde esté el paciente”.
Hoy el programa tiene tres personas y pasó a manos del viceministro de Gobernanza, Francisco Vallejo, quien informó que el MSP unificó los proyectos y efectúa una reingeniería, que incluye al talento humano, las adquisiciones hechas a fin de “optimizar los recursos del Estado”. Y se realizan “acciones pertinentes” para que funcionen los hemocentros en “los próximos semestres”, Aunque no detalló qué obras.
Además, está actualizando el estudio de demanda de productos sanguíneos y se intervendrá en los 122 servicios para regular el uso racional de la sangre y garantizar el abastecimiento oportuno.
Hasta tanto, la donación compensatoria seguirá siendo la fuente de obtención de sangre prioritaria y el país todavía no logra cumplir el compromiso adquirido en el 48avo. Consejo Directivo de la OPS, en octubre del 2008, de conseguir el 100% de donación voluntaria…
Lea aquí un testimonio de la doctora María Dolores Nieto.