El equipo del Deportivo Salasaka es el campeón de las nueve comunidades del cantón Pelileo, en Tungurahua. El plantel que lleva el nombre del pueblo indígena se impuso en la final al club Estrella Blanca del sector de Wasalata por 4 - 2.
Joaquín Masaquiza mira cómo su madre, Virginia Chiliquinga, una de las yachaks del pueblo Salasaka, realiza el ritual de sanación usando hierbas, puro (trago), flores, pétalos y una vela encendida. El niño, de 7 años, aprende de su progenitora para ponerlos en práctica.
Los habitantes de la parroquia indígena Salasaka trabajan en la recuperación de sus fiestas ancestrales. Hace cinco años, el Municipio con el apoyo del Consejo de Gobierno y el Centro Cultural Inkarte rescatan las celebraciones autóctonas como el Kapak Raymi, Pawkar Raymi, Inti Raymi y el Kuyay Raymi. También, están en la lista los festejos de los Capitanes, los Alcaldes y Caporales.
La plaza central de la comunidad Chilcapamba de la parroquia Salasaka, en Tungurahua, se llenó de música, bailes autóctonos y un ritual de purificación por recibimiento del Mushuc Nina (Fuego Nuevo, en español) o el Año Nuevo andino; fue el martes último. La fiesta también se denomina Pawkar Raymi.
Un hombre, de 40 años de edad, fue señalado por los dirigentes de la comunidad indígena de Salasaka, Tungurahua, por una presunta agresión sexual a una mujer de la tercera edad. El aparente hecho violento se habría consumado la noche del miércoles 1 de marzo del 2017.
Los vecinos de las parroquias Salasaka y El Rosario, en el cantón Pelileo, se reúnen en cuatro canchas de tierra de la comunidad indígena de Tungurahua.
Interpretan ritmos ancestrales por más de 35 años. Su música, con bombo, redoblante y pífano aún se escucha en las fiestas salasakas como el Inti Raymi, el Kapak Raymi, el Paukar Raymi y los Capitales, en los matrimonios y la fiesta de los danzantes.
La segunda edición de los juegos ancestrales se desarrolló en la plaza Llikakama del pueblo Salasaka, ubicada en el cantón Pelileo, en Tungurahua.
Los sabios y los apug o líderes del pueblo se concentraron en medio de la plaza Llika Kama de la parroquia Salasaka, en Tungurahua. Sus ponchos negros y pantalones blancos, de los varones, y el colorido de las blusas blancas adornadas con bordados y las bayetas, en las mujeres, contrastaban con la tarde soleada.
‘Ñukak kushi wawa, ñukak llakishka wawa’, canta en coro un grupo de estudiantes de la Unidad Educativa Bartolomé de Las Casas, ubicada en la parroquia Salasaka, en Tungurahua.
La explosión de los petardos anunciaba que El Capitán, acompañado por un grupo de jinetes, se aproximaba a la casa del Paje. Llegaba acompañado por el Loero (persona que recita coplas), quien vestía un traje blanco, alas y llevaba una aureola sobre la cabeza.
Los priostes son los encargados de organizar esta celebración que se realiza cada año para recordar dos hechos históricos: La conquista de los españoles y la participación salasaka en la Revolución Liberal con Eloy Alfaro. Fotos: Glenda Giacometti / EL COMERCIO
Achic Pacaricamac Vidal es maestro de música en el Centro Cultural Inkarte de la parroquia Salasaka, en Tungurahua. Su nombre kichwa traducido al español significa ‘Esplendor del Amanecer’. El joven oriundo de la parroquia Pilahuín lleva con orgullo el nombre con el que su padre Ángel decidió bautizarle.
Un cortometraje revela las tradiciones, los saberes ancestrales y la vida del pueblo indígena Salasaka, en Tungurahua. El filme-Salasaka Somos Diversos-representa a Ecuador en varios festivales de cine en Argentina, España, Polonia, Chile, Colombia y el más recientemente en México.
Cosechar el tzawar mishki (‘dulce del cha-huarquero’ en español) es una tradición en la familia de Rosa Jérez. Esos saberes los aprendió de su padre Francisco hace más de 40 años. Está empeñada que sus cuatro hijos y su nieto Rimay (hablador en español) también siga con este legado.
El rojo intenso, rosado, morado, verde y el negro resaltan en la vestimenta de las mujeres indígenas de la comunidad Salasaka, en Tungurahua. Son las prendas que ellas tejen en telares y luego tinturan artesanalmente con tintes naturales que obtienen de la mezcla de flores y hierbas que cosechan en el cerro sagrado Teligote.
Trekking, paseos en bicicleta, recorridos por los lugares sagrados, hospedaje y una explicación de las bondades de las plantas medicinales. Estas opciones ofrece el Centro Turístico, Cultural y Artesanal Curindi, (sol de oro, en español), a los visitantes que llegan a la parroquia indígena Salasaka, en Tungurahua.
María Chango narra en un kichwa fluido los mitos, cuentos y leyendas que sus abuelos y padres le enseñaron de niña. Ese conocimiento lo transmite con detalles a sus hijos y nietos. Tiene 82 años.
El olor a tabaco, aguardiente, colonia, ruda, santamaría, sauco, eucalipto… invaden la habitación de Juan Masaquiza. El hombre, de 70 años, es considerado por la comunidad Salasaka como uno de los sanadores importantes de este pueblo, ubicado en la vía Ambato-Baños.
Los coloridos cuadros que Heriberto Chango diseña en su taller ubicado en la parroquia Salasaka están elaborados con hojas secas de plantas y flores nativas. Son recolectadas en los lugares sagrados de esta comuna localizada a 12 kilómetros al oriente de Ambato, en Tungurahua.