El “Tratado de Roma” —suscrito en 1957 por los seis países iniciadores: Bélgica, Alemania, Francia, Italia, Luxemburgo y Holanda— dio inicio a la Comunidad Económica Europea con su mercado común, a la que seis años después se incorporaron Dinamarca, Irlanda e Inglaterra. En 1981 se unió Grecia. Y en los años posteriores lo hicieron España, Portugal, Austria, Finlandia, Suecia, Chipre, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Lituania, Letonia, Hungría, Malta, Polonia y República Checa, Bulgaria, Rumania y Croacia, cuyos territorios y economías formaron un solo mercado común. Fue el proyecto más avanzado de integración. Abarcaba 530’200.000 habitantes, sometidos a las obligaciones inherentes a su membresía de la Unión.
No sería un alarde de ciencia-ficción afirmar que es científica, tecnológica y políticamente factible que terroristas cibernéticos pudieran producir el colapso de un país altamente desarrollado mediante la perturbación de su infraestructura informática, que es el punto clave de su desarrollo científico, político, económico y social. De hecho, círculos científicos vinculados al “Pentágono” norteamericano —es decir, a su ministerio de Defensa— piensan en esto y ensayan diversos escenarios de posibles sabotajes electrónicos para adoptar estrategias de prevención o de reacción rápida y eficiente frente a una amenaza hasta aquí imaginaria. En julio de 1996 la Casa Blanca creó un organismo secreto denominado “Comisión Presidencial sobre Protección de Infraestructuras Esenciales”, integrado por alrededor de seis mil científicos, intelectuales y estrategos militares, con el propósito de investigar a fondo esta amenaza.
Fue la primera nave espacial en cumplir una misión tripulada, como parte del proyecto sideral estadounidense denominado “Apollo Program”, uno de cuyos objetivos era el “alunizaje” con tripulación en nuestro satélite lunar, como primer paso hacia las futuras misiones espaciales.
La Real Academia Española de la Lengua se limita a decir en su diccionario castellano que la climatología es el “tratado del clima”, lo cual es cierto, pero merece un poco más de explicación.
La astronave o cosmonave - “spacecraft”, en inglés; y “wostok-2”, en ruso y alemán- es el vehículo de los viajes hacia el espacio sideral. Y quien lo tripula y conduce fuera de la atmósfera terrestre es el astronauta o cosmonauta - “spacecraft”, en inglés; y “wostok-2” en ruso y alemán.
Según el cosmólogo norteamericano John Bahcall, la edad del universo es 13.700 millones de años. Fundó su aseveración en los datos de la NASA y de la Universidad de Princeton.
Muchos científicos aceptan, como hecho cierto y comprobado, que la NASA —o sea la entidad norteamericana de investigación espacial— llevó al hombre a la Luna, pero creen que ella quiere ocultar algo que pudiera ser una “información perturbadora” para la humanidad y por eso promueve una acción de encubrimiento en gran escala. Y es que radioaficionados de varios países, que siguieron directamente con sus propios equipos UHF las comunicaciones de voz entre los astronautas y el centro de control en Houston —conversaciones que la NASA no permitió escuchar al público—, dijeron haber oído un diálogo escalofriante en que los cosmonautas Neil Armstrong y Edwin Aldrin del “Apolo 11” se mostraron aterrorizados por la presencia de una nave espacial extraterrestre cerca de ellos en la Luna.
Acaba de fallecer en Quito a los 95 años de edad, el doctor Rodrigo Crespo Toral (Cuenca 1924-Quito 2020). De larga familia de 13 hermanos, hijos del médico Emiliano Crespo Astudillo y de doña Lola Toral de Crespo, fue médico, humanista, escritor. Se especializó en Pediatría y en el estudio de las Discapacidades, en el que fue pionero, junto con su hermano mayor y también médico, Emiliano Crespo Toral, traumatólogo quien fundó Serli (Servicio de rehabilitación de Lisiados) en Guayaquil, y a quien ayudó. Se especializó en Estados Unidos y llegó a ser Profesor de la Universidad de Georgetown.
Fue a comienzos de 1988. Estaba yo en Guayaquil en búsqueda de un candidato porteño que me acompañara en la fórmula electoral de los comicios presidenciales de ese año. Me alojaba en el Hotel Continental. Y recibí allí la llamada del Rector de la Escuela Politécnica del Litoral para decirme que un grupo de profesores de la institución quería reunirse conmigo a fin de tratar diversos asuntos públicos de importancia. Acepté con mucho agrado e interés la propuesta del Rector. Y los recibí en la azotea del edificio, donde había una preciosa vista de la ciudad de Guayaquil.
Las relaciones entre la psicología y la política vienen de viejos tiempos. Confucio (551-479), Aristóteles (381-322) y otros pensadores de la Antigüedad se preocuparon del tema y observaron que el pensamiento, la emotividad y la conducta de los actores políticos obedecían a motivaciones profundas de orden psicológico. De modo que el impacto de la personalidad de los líderes políticos en la vida de la comunidad era ya cosa averiguada en aquellos tiempos. Más tarde Nicolás Maquiavelo, afrontando los temas psicológicos en relación con la política, exhortó a los gobernantes a estudiar la naturaleza humana para que pudieran conducir a sus pueblos eficazmente y alcanzar éxito en su gestión política. Por supuesto que en el siglo XX los análisis se tornaron más científicos. Graham Wallas, con su libro “Human Nature in Politics”, fue uno de los precursores de la nueva disciplina científica. El politólogo norteamericano Harold D. Lasswell —a quien se suele considerar como uno de los fundadores d
Expresión muy usada en la vida política para significar la presencia de un elemento que conspira internamente, al servicio de designios de fuera, contra la estabilidad o la seguridad del Estado, del gobierno, de un partido o de un proyecto político.
Ella es, por desgracia, norma de conducta de algunos políticos: calumniar y calumniar para que de la calumnia algo quede. De ahí que el escritor y político español Ángel Ossorio —en su libro “Cartas a una señora sobre temas de Derecho Político” (1932)— reconoce con la profunda amargura acumulada a lo largo de los muchos años de su actividad pública, que “para salirnos con la nuestra, no vacilamos en destrozar al contradictor la honra, y los sentimientos, y el alma. Sin haber visitado ningún pueblo salvaje, aseguro que he tratado verdaderas bandas de antropófagos en la vida política”.
Término filosófico que designa lo que pudo haber sido y no fue porque no se dieron los acontecimientos causales. Designa lo ucrónico, lo que no tiene alojamiento en el tiempo. Significa etimológicamente “lo que está fuera del tiempo”, aunque el Diccionario de la Real Academia, al decir que “ucronía” es “la reconstrucción de la historia sobre datos hipotéticos”, limita la significación del término. Y es que esta palabra es mucho más amplia. Y, así como la utopía es “lo que no está en parte alguna” o “lo que no tiene lugar en el espacio”, la ucronía es lo que está fuera de la realidad temporal.
La formación de esta comunidad económica, a partir del Tratado de Roma firmado el 25 de marzo de 1957 por los 6 países iniciadores —Bélgica, Alemania, Francia, Italia, Luxemburgo y Holanda—, fue la culminación de los esfuerzos emprendidos desde la terminación de la Segunda Guerra Mundial para unificar Europa occidental y formar su mercado común. Y a partir de 1973 ella juntó a 28 países —con una población total de 530’200.000 habitantes— en un solo mercado común y fue el proyecto más avanzado del mundo en materia de integración económica.
No sería un alarde de ciencia-ficción afirmar que es científica, tecnológica y políticamente factible que terroristas cibernéticos pudieran producir el colapso de un país altamente desarrollado mediante la perturbación de su infraestructura informática. De hecho, el “Pentágono” norteamericano —es decir, el ministerio de defensa— piensa en esto y ensaya diversos escenarios de posibles sabotajes electrónicos para adoptar estrategias de prevención o de reacción rápida y eficiente frente a una amenaza hasta aquí imaginaria. La Casa Blanca ha creado un organismo secreto, integrado por alrededor de seis mil científicos y estrategos militares, con el propósito de investigar a fondo esta amenaza.
Se llama así, en algunos Estados europeos, al funcionario público independiente que, nombrado por el parlamento nacional, se encarga de recibir e investigar las quejas de los ciudadanos sobre abusos de poder, atropellos, injusticias, retardos administrativos u otros desafueros cometidos por las autoridades públicas.
Es la gigantesca fortificación que se extiende a lo largo de 8.852 kilómetros en el noroeste de China, cuya construcción empezó en el año 221 a.C., para defenderse de los ataques de los pueblos nómadas del norte, y concluyó hacia el año 204 antes de nuestra era.
Es una locución boxística. El árbitro de una pelea está obligado a detenerla si los asistentes de uno de los boxeadores —los “seconds”— lanzan al “ring” una toalla en signo de rendición.
Es la verbosidad excesiva, incontenible, inútil, indiscreta e insustancial que sufren algunas personas. Vicio que no es ajeno a ciertos políticos tropicales, habituados a manejar el arte de expresar el menor número de ideas con el mayor número de palabras.
La era de los descubrimientos geográficos comenzó en el siglo XV gracias al avance de las técnicas de navegación. Antes, el navegante veneciano Marco Polo abrió la ruta hacia el lejano Oriente a fines del siglo XIII y escribió su célebre libro de viajes “Livre de merveilles du monde”. El Infante portugués Enrique El Navegante (1394-1460), hijo del rey Juan I de Portugal, organizó el primer instituto de navegación destinado a investigar y acopiar materiales para cumplir su propósito de circunnavegar África con finalidades religiosas y comerciales. El español Pedro Molina publicó en Valladolid su “Arte de Navegar” en 1545. La cartografía adquirió dimensiones insospechadas. Con base en los descubrimientos geográficos se erigieron en el siglo XVI los grandes imperios coloniales: España, Portugal, Francia, Inglaterra y Holanda, que conquistaron tierras en América, Asia, África y Oceanía. Y los grandes navegantes -Laperousse, Cook, MacKenzie, Levigstone, Stanley- completaron la obra con los