A propósito del decreto 883

El sector del transporte público sabe bien que el precio del diésel es insumo del precio del pasaje, si sube el insumo automáticamente se reajusta el precio del pasaje considerando la verdadera incidencia del combustible y asunto terminado, no hay para que gastar energías extras.

Igual el sector del comercio de alimentos tiene claro que el precio de un determinado alimento tiene como componente directo el precio del transporte desde el productor al mercado, si el precio del transporte ha sido reajustado, es natural que el precio del alimento también se reajuste en su debido porcentaje mediante cálculo razonado y nada más.

En lo que se refiere al sector de los trabajadores; si bien es cierto que el trabajador igual que todo el pueblo tiene que absorber el precio reajustado del pasaje y el nuevo precio de los alimentos, situación que le resta bienestar, no es menos cierto que, como producto de estas medidas hay la posibilidad de crecimiento del sector empresarial, hay la esperanza de que habrá más plazas de empleo y sus salarios serán reajustados también, entonces es inútil satanizar el crecimiento del sector que puede sumar bienestar. En fin, si se toma en cuenta lo expresado las huelgas y paralizaciones están sobrando; al contrario: busquemos equilibrio, miremos el bosque y no solo el árbol y, seamos responsables de nuestras equivocaciones y no dejemos que nuestros hijos paguen una deuda que no adquirieron. 

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