En Colombia hay una serie de lecturas en torno a las causas que demoran el proceso de total restablecimiento de relaciones con Ecuador, a pesar de que las cancillerías de ambos países hablan de avances en el acercamiento bilateral.
Los nexos diplomáticos se rompieron a raíz de la incursión de militares colombianos en el campamento de Angostura, el 1 de marzo del 2008, que acabó con la vida, entre otros, de ‘Raúl Reyes’, entonces número dos de la guerrilla de las FARC. En esa acción armada también falleció el ecuatoriano Franklin Aisalla, cuyo caso activó otro foco de tensión entre ambas naciones.León Valencia, director de la ONG Corporación Nuevo Arco Iris, sostiene que las preocupaciones domésticas en Ecuador, como por ejemplo la rebelión policial del 30-S, pudieran dejar los asuntos internacionales en un segundo plano.
Adicionalmente, cree que el hecho de que Ecuador y Colombia aún no hayan designado embajadores en Bogotá y Quito, a pesar de que prácticamente se atendieron todos los temas considerados sensibles, es consecuencia de que del lado ecuatoriano hay un compás de espera para ver cómo se consolida el ambiente de confianza con el nuevo Gobierno colombiano.
“Tengo la impresión de que para Ecuador aún no están algunas cosas claras sobre Angostura y que el presidente (Rafael) Correa no se siente satisfecho con todas las explicaciones que ha dado Colombia”.
Valencia destaca que en la parte colombiana existe mucho interés en la reanudación plena de las relaciones diplomáticas, que incluye el nombramiento de los dos embajadores.
La analista Diana Rojas cree que en medio del creciente clima de confianza, “hay temas pendientes en la agenda, en los cuales, a pesar de que se nota una aproximación, aún no existen decisiones que resuelvan todas las problemáticas”.
La también investigadora y catedrática del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (Iepri) de la Universidad Nacional de Colombia asegura que persisten algunos temas sensibles que aún deben resolverse. Un caso son “los desplazados colombianos en territorio ecuatoriano, los cultivos ilícitos, la presencia de grupos armados en uno y otro lado de la frontera común, etc.”.
Rojas enfatiza que “los ritmos diplomáticos son más lentos”. Y no excluye que, en el caso ecuatoriano, los asuntos de la política interna hayan desplazado, de alguna forma, a los temas internacionales que hace dos años fueron una prioridad.