Los voluntarios provienen de Argentina, Colombia, Venezuela, Brasil, Perú, Costa Rica, España y Ecuador. Foto: Marcel Bonilla / EL COMERCIO
Dieciséis voluntarios de Argentina, Colombia, Venezuela, Brasil, Perú, Costa Rica, España y Ecuador trabajan en la construcción de dos aulas de bambú sismorresistentes y juegos infantiles en las islas Luis Vargas Torres y Roberto Luis Cervantes de la ciudad de Esmeraldas.
Las dos islas en las que las que viven unos 9 000 habitantes han sido afectadas con la caídas de casas tras el terremoto del 16 de abril del 2016 y las réplicas sísmicas que han dejado cuarteadas las paredes de viviendas.
En las islas, las calles son de tierra y las personas viven de distintas actividades: pesca, siembra de ciclo corto y del trabajo informal, que realizan en la ciudad, hasta donde llegan cruzando uno de los dos puentes que las unen con la ciudad.
Por el viaducto norte, los voluntarios cargaron los trozos de madera y bambú, que son colocados en las áreas donde construyendo las casas, que estarán terminadas el próximo 29 de julio de 2016.
El isla Vargas Torres hay mucho movimiento por estos días, pues la presencia de voluntarios extranjeros también movilizó a la seguridad de la Armada y Policía, para dar resguardo a los voluntarios que desarrollan su labor bajo una temperatura de 32 grados.
Los juegos infantiles, hechos con madera, y un aula se construyen junto a la escuela Leonidas Gruezo George, en donde estudian 520 niños y niñas que habitan en las islas.
Romina Ponce, de 36 años, es una de las voluntarias de la Fundación Telefónica, responsable de la labor comunitaria. Ella es trabajadora social de profesión y por primera vez sale de su país para trabajar en acciones de voluntariado.
El grupo de trabajo es compacto y todos apoyan usando casco, gafas, guantes y fajas de seguridad por el peso que levantan. “Estamos contentos con el recibimiento de la gente de la isla”, dijo Javier Liche, uno de los voluntarios de Perú.
Luis Miguel Olivas, coordinador de Fundación Teléfonica, explicó que han establecido cinco proyectos para construcción de aulas en Esmeradas y Manabí, donde ya estuvieron 22 voluntarios que restablecieron 22 aulas.
El trabajo no solo implica hacer la obra sino integrarse con la comunidad. En la Vargas Torres se trabaja con un proyecto de Aldeas Infantiles SOS, para atender las necesidades de estos niños y la implementación de espacios lúdicos.
Con la comunidad educativa se organizó un simulacro de evacuación de la isla, que por encontrarse en una zona de alto riesgo por inundaciones de tsunami y desbordamiento del río Esmeraldas, es altamente vulnerable.
La primera semana de agosto un nuevo grupo de 22 voluntarios estarán Pedernales para ejecutar proyectos educativos en las zonas afectadas por el terremoto del pasado 16 de abril de 2016.