Todos lo sabían, pero nadie hacía nada. Era, como se dice, “un secreto a voces”. Aunque estaban convencidos ni siquiera se hablaba de lo mal que estaba que el tutor del plan de tesis de Mayra (nombre protegido) la invite a salir. “Mis compañeros me decían que acepte porque así sería más fácil graduarme, pero para mí era incómodo”, cuenta la estudiante de una universidad pública de Quito.
El docente le insistía y ante la negativa de Mayra “se enojaba”. La universitaria dice que fue peor cuando su tutor se enteró que ella tenía novio. “Se desapareció varias semanas y no respondía mis mensajes. Yo quería tener noticias de los últimos avances que le envié de mi trabajo”.
Mayra está segura de que otros profesores sabían lo que pasaba y no hacían nada. “Él salía con muchas estudiantes y todos lo sabían. Una de las chicas me contó que dejaron de verse desde que él le propuso hacer un trío con otra chica y ella no aceptó. Le dejó de hablar, igual que a mí”.
Lo que vivió Mayra es una realidad que no es ajena a otras universidades en Ecuador. Así lo muestra una investigación realizada por la Cooperación Técnica Alemana y su proyecto PreviMujer. Se trata del estudio De la evidencia a la prevención. Cómo prevenir la violencia contra las mujeres (VcM) en las universidades ecuatorianas.
Este se hizo con 16 universidades públicas y privadas de todo el país. Abarcó a 28 000 personas entre estudiantes, docentes y personal administrativo.
Cifras de agresiones a universitarias
De acuerdo con el estudio, el 65,1% de mujeres y el 64,4% de hombres estudiantes son testigos ‘bystander’ de la violencia contra las mujeres (personas que observan pero no intervienen). Lo mismo pasa con el 49,5% de mujeres y 58,2% de hombres que son parte del cuerpo docente o del personal administrativo.
En Ecuador, una de cada tres estudiantes universitarias reporta haber sido agredida alguna vez por su pareja o expareja, desde que está en la universidad. Considerando solo los últimos 12 meses, una de cada cinco ha sido atacada por sus parejas o exparejas, en un promedio de 18 veces. También se encontró que una de cada tres estudiantes mujeres ha sido agredida por otros integrantes de la comunidad universitaria, 10 ocasiones -en promedio- en el último año.
Docentes y administrativas también reportan haber sido agredidas por sus parejas, en un 30,4%, y por otros integrantes de la comunidad universitaria, en un 19,3%.
El impacto de la violencia en la productividad académica
Como consecuencia, días de productividad académica son perdidos debido a la VcM. Las estudiantes pierden 11 días al año cuando son atacadas por sus parejas y casi 13 días cuando son agredidas por otros integrantes de la comunidad universitaria. La cifra es mucho mayor cuando sufren, al mismo tiempo, ambos tipos de VcM, llegando a casi 29 días desaprovechados al año.
El estudio encontró que las universidades de Ecuador asumen USD 68,8 millones en costos indirectos al año. Es el valor monetario de 3 664 409 días perdidos, de 252 429 estudiantes y docentes afectadas por la violencia contra las mujeres. Este monto equivale al 3,13% del presupuesto nacional universitario, según la investigación.
Arístides Varas, investigador principal del estudio, dice que para disminuir la violencia contra las mujeres es necesario un cambio cultural y esto se logra con educación. “Las universidades tienen una gran oportunidad para eso”. Los países que más han avanzado en prevención de violencia han invertido mucho en educación desde los primeros niveles, dice.
Para Varas, uno de los hallazgos más preocupantes del estudio, que afecta a mujeres como Mayra, es el alto porcentaje de actitudes a favor de la violencia, en una población que -se supone- tiene un nivel educativo alto.
¿Cómo ven la violencia los consultados?
Según el estudio, el 56% de mujeres y el 77% de hombres acepta implícitamente la subordinación de las mujeres. El 38,3% de mujeres y el 47,1% de hombres acepta implícitamente la violencia contra las mujeres. El 35,8% de mujeres y el 32,4% de hombres justifica explícitamente la violencia contra las mujeres. El 38,8% de mujeres y el 58,2% de hombres culpa a las mujeres de la violencia sexual. Y el 32,8% de mujeres y el 53,1% de hombres tienen una imagen negativa (misógina) de las mujeres.
Lo mismo se evidencia en docentes y personal administrativo.
El investigador Varas señala que el estudio es una herramienta para que las universidades que participaron en el mismo creen una comisión y empiecen a trabajar y medir los cambios cada año. Y los centros universitarios que no participaron tienen en el estudio la metodología para hacer un diagnóstico.
En Ecuador hay 62 universidades y escuelas politécnicas.