Vicente Fernández, más conocido como ‘el rey de la canción mexicana’, necesitaba un nuevo hígado. El suyo estaba desgastado producto de un cáncer, que le obligó a frenar su gira mundial en Houston, Texas, en Estados Unidos. Foto: Archivo AFP
Dorian Galarza recuerda la frase de uno de sus pacientes trasplantados: “siento como si me hubieran puesto el hígado de un afroecuatoriano, porque estoy más alegre”. La frase, que pudo sacar más de una sonrisa o sonar algo racista, llamó la atención de este médico ecuatoriano y miembro del equipo de trasplante hepático del Hospital Carlos Andrade Marín, del Seguro Social.
Cuando se hace un trasplante –sostiene el galeno – lo único que se puede transmitir son enfermedades como el VIH/sida, cáncer o hepatitis. No sentimientos, emociones o gustos del donante. Ideas contrarias solo son mitos que se tejen alrededor de la donación y del trasplante de órganos. Son ideas erradas que se reproducen en Ecuador y en diferentes partes del mundo.
Vicente Fernández, más conocido como ‘el rey de la canción mexicana’, necesitaba un nuevo hígado. El suyo estaba desgastado producto de un cáncer, que le obligó a frenar su gira mundial en Houston, Texas, en Estados Unidos.
Hace unos días, el jueves 2 de mayo del 2019, se conoció lo que ocurrió tiempo atrás, cuando luego de una rápida búsqueda, médicos de una casa de salud le informaron que su cirugía de trasplante estaba lista. El cantante de Por tu maldito amor no aceptó. “Yo no me voy a dormir con mi mujer con el hígado de otro güey. No sé si era homosexual o drogadicto”. El cantante, de 79 años, abandonó el hospital en medio de la sorpresa del cuerpo médico, que esperaba para el procedimiento con el hígado de un donante listo.
Estas aseveraciones no tienen un fundamento médico, explica el especialista ecuatoriano, Dorian Galarza. “No se trasplantan gustos; no es verdad. Sí se podrían transmitir enfermedades infectocontagiosas como el VIH o herpes. Para evitar esta situación se realizan una serie de pruebas tanto en el receptor como en el donador de los órganos”.
Los exámenes médicos son rigurosos y se siguen protocolos establecidos en la normativa legal. En el 2011, en Ecuador se aprobó la Ley de Donación y Trasplantes de Órganos. En esta ley se explica que una persona es donante cuando tiene muerte encefálica y que sus órganos funcionan correctamente. “Se hacen estudios clínicos, serológicos para ver si hay tuberculosis, herpes y demás patologías”, señala Byron Abad, responsable encargado del Programa de trasplante de órganos del Andrade Marín.
Al mito de la trasmisión de sentimientos o gustos de un donante a un receptor se suma el del tráfico de órganos. Para ello se necesitaría de un equipo de expertos para extraer el órgano y otro para colocarlo, comentan los especialistas.
Además, un órgano o tejido requiere de un proceso de preservación impecable. Un corazón, por ejemplo, se mantiene en buen estado por un periodo de cuatro horas. En el caso de un hígado es de ocho horas. “No es que se puede esperar mucho porque empieza a desgastarse”.
Abad también explica que para que un órgano esté en buen estado se requieren soluciones de preservación (medicamentos), que no son de fácil acceso por sus altos costos.
Un tercer mito es que la persona que recibe un órgano no tiene esperanzas de vida altas. Para Galarza, alguien con problemas hepáticos – como Vicente Fernández o como el paciente de Galarza – deben obtener una trasplante inmediato porque un 80% de gente con estos males no supera el año de vida.
Pero si se realiza la cirugía, la esperanza sube. El 85% de las personas superan el año de vida. El 70% pasa los cinco. Y un 60% rebasa los 10 años. “Deben tomar inmunosupresores para continuar con su vida de forma normal”.
¿Una persona que consume drogas o alcohol puede donar sus órganos? Todo depende del daño que sus órganos tengan. Por ejemplo si tiene cirrosis no puede ser un donador, porque el hígado ya no está en buenas condiciones.
Incluso una persona con tatuajes recientes (realizados dos meses antes) no puede donar porque tiene que pasar un periodo de tiempo, para que se compruebe si adquirió alguna enfermedad como la hepatitis.
“Ambos tipos de donantes deben ser analizados hasta saber en qué condiciones están sus órganos”, manifestaron los especialistas.