La ruta por el noroccidente empezó a trazarse en 1598; fue retomada en 1735 y concluida en 1992. Foto: Archivo / EL COMERCIO
“A V.P.R. suplco se me concda la lcia. de ir a la trra. de los cypas en la las esmrlds junto con el Rp. Fr. Pdro. Romro desta ntra. sta. Orden para continuar con la rta. de nangal a gualea y niguas, que el camno. alterno no pdo lograr por Malbcho por ser tierra de mucho andar. En 14 ds. de agto. de mil e quinientos noventa y ocho. (f) Jn. Bta de Burgos”. (A Vuestra Paternidad Reverendísima suplico se me conceda licencia de ir a la tierra de los Cayapas en las esmeraldas con el reverendo padre fray Pedro Romero de esta nuestra Orden para continuar con la ruta de Nanegal a Gualea y Niguas, que el camino alterno no pudo lograr por Malbucho por ser tierra de mucho andar. En 14 de agosto de 1598 (f) Juan Bautista de Burgos”). (Informes a los comendadores del convento de la Merced de Quito, años 1598-1610, T. II, folio 78, Archivo histórico La Merced de Quito).
Esta es la primera noticia que tenemos sobre la ruta que saliendo de Quito atravesaba la actual zona del Noroccidente de Quito y los pueblos de Nono, Nanegal, Nanegalito, Pedro Vicente Maldonado y Puerto Quito, cuyo trazo inicial no ha sido mayormente conocido en la historia nacional por cuanto los documentos son difíciles de localizar.
En 1598, las autoridades de la Audiencia de Quito estaban interesadas en abrir un camino hacia el mar con el fin de dinamizar la incipiente economía local, para lo cual se habían realizado dos intentos sin mayor éxito. El primero por Tulcán, llegando tan solo hasta Chical; el segundo por Ibarra, que logró culminar en Pubsi. Con el tercero, partiendo desde Quito, se deseaba llegar directamente hasta San Mateo, atravesando la selva de Nono, Alambí y Gualea, tomando como referencia la cuenca del río Guayllabamba.
Esta empresa fue financiada inicialmente por “Juan de Talavera, con la inversión de 20 000 pesos de su fortuna personal, contando con el visto bueno de la Audiencia, pero sobre todo con el favor de los frailes mercedarios, quienes deseaban tener una ruta directa y segura entre Quito y San Mateo (pueblo de Esmeraldas) para fines misioneros; en tanto que Talavera ganaría con el cobro de una especie de impuestos por el uso de la vía cuando se traslade mercadería..” (Fausto Vargas, Breve historia del camino Quito-Esmeraldas, s/e, s/a (folleto, p. 21).
Fray Juan de Burgos fue un religioso español de la zona de Canarias, con conocimientos de Cartografía, y trazó esta ruta que años más tarde sería utilizada por Pedro Vicente Maldonado, la cual era mucho más corta que la de Ibarra ( Fr. Luis Octavio Proaño, Mercedarios ilustres, Cuenca, 1970, s/e, (folleto), p. 18).
Efectivamente, mientras el camino de Ibarra por Malbucho tenía diez jornadas, en las cuales debía emplearse hasta cuatro meses, la de Nono apenas contaba con ocho, que se cubrían en apenas un mes, ya que los misioneros navegaron por vez primera en las aguas del río Esmeraldas, con lo cual se acortaba el viaje y las penurias de la travesía.
La ruta tenía las siguientes jornadas: 1) de Quito a Cotocollao, un día; 2) De Cotocollao a Nono, dos días; 3) De Nono a Alambí, dos días; 4) Alambí a Nanegal, dos días; 5) De Nanegal a Ilambo, dos días; 6) De Ilambo a Gualea; cuatro días; 7) De Gualea a Tambillo, tres días; 8) De Tambillo a Niguas, dos días. (Ibid. Juan de Burgos, fol. 79 Cfr. González Suárez, Historia del Ecuador, Tomo II, p,506). Tambillo no es la actual parroquia de San Lorenzo, sino otro pueblo que se halló en las proximidades del actual pueblo de Puerto Quito. Ver Teodoro Wolf, Geología y Geografía del Ecuador, CCE, 1976) .
Este camino fue utilizado no solamente por los religiosos sino también por “gentes que negociaban caucho, oro, palo santo y guachave que lograban de una planta espinosa con la cual curaban calenturas propias de tierras calientes (…) en la unión de los ríos Guayllabamba (palabra cara que puede entenderse como guaylla=agua fría y torrentosa y bamba=cañón o cauce estrecho) (ver Jijón y Caamaño, El Ecuador Interandino y Occidental, 1944) y Blanco, en las cercanías de la actual ciudad de Quinindé. “Esta zona fue muy conflictiva entre nativos naturales y advenedizos que buscaban someterlos para que carguen sus productos que muchas veces eran hurtados y logrados a base de matanzas y robos..” (Miguel Anchaví, Nuestros pueblos ancestrales, I. Congreso de Historia Rural Ecuatoriana, UCE, 1971, p. 56).
La citada ruta prontamente fue olvidada en razón del alto costo que significaba mantenerla; sin embargo, Pedro Vicente Maldonado Palomino y Flores, en el año de 1735 tomó a su cargo la reapertura de este original camino “siguiendo el trazado del padre Burgos”, a cambio de lo cual “recibiría el usufructo de la obra y la Gobernación de Esmeraldas para dos vidas: la suya y la de su hijo heredero”.
Maldonado, que en 1736 colaboró con la Misión Geodésica Francesa, cuyo objetivo principal fue la medición de un grado de meridiano terrestre en las proximidades de la Línea Equinoccial, trabó especial amistad con Carlos María de la Condamine, con quien “consultó en nuestro convento sobre el camino antiguo a Esmeraldas trazado por el padre Juan de Burgos en el siglo XVI, con la satisfacción de que el mapa que fue hallado en nuestro antiguo repositorio corresponde casi en base firme a la ruta que volvió a reconstruir el sabio Pedro Vicente Maldonado, ruta en la cual tenía mucha ilusión y empeño, siendo casi un sueño llevar su camino por Gualea, Mindo, Nono y Nanegal y otros pueblos que antiguamente fueron habitados por los Yumbos y Niguas, y que alguna vez serán atravesados por una moderna vía de por lo menos cuatro metros de ancho. De seguro llegará también al distante pueblo de Quinindé y de allí a Esmeraldas surcando las riberas del río del mismo nombre…” (Fray Joel Monroy, escritos varios, inédito. Archivo La Merced, 1939, hoja 14)
Todo el trabajo desarrollado por Maldonado fue recogido por Miguel Sánchez Astudillo, en “Prosistas de la Colonia”, siglos XVI al XVIII, Méjico. Cajica, 1960, en un documento conocido como “Memorial Impreso”, por medio del cual informó a la corona española sobre su obra para abrir el camino de Quito a Esmeraldas. Es un informe completo, ya que es la primera descripción científica sobre la actual provincia de Esmeraldas, en la cual consta una detallada información sobre la región, detallando posiciones geográficas, poblaciones, habitantes, así como informando sobre las bondades de este camino, “porque trajinándose por este camino se seguirá también beneficio a los navíos en el viaje desde Panamá al puerto del Callao, que, por engorgonarse de ordinario al subir con las corrientes de las aguas y no poder salir a la ensenada de la Gorgona, padecen graves daños (…) pudiendo ser socorrido con brevedad y facilidad por el nuevo camino y río Blanco o de Esmeraldas con bastimentos y pertrechos” (Ibid Sánchez, pp. 439-460)
Este camino se perdería al poco tiempo de morir Maldonado debido a la poca importancia que le dieron las autoridades tanto coloniales cuanto republicanas del siglo XIX. La carretera Quito-Calacalí-La Independencia, cuya construcción se inició en 1963 en el gobierno de Carlos Julio Arosemena Monroy, pero que fue planificada por Velasco Ibarra, fue concluida en 1992, siendo presidente de la República Rodrigo Borja Cevallos.
* Doctor en Historia. Investigador y autor de varios libros sobre temas históricos nacionales.