La venta de mascotas en el mercado América, en Ambato, no tiene una regulación. Cada lunes, día de feria, ingresan 800 animales entre perros y gatos, para ser comercializados. Al menos 200 mercaderes que vienen de Riobamba, Latacunga, Quito, Puyo y Ambato, los ofertan en canastas, jaulas y en costales. La actividad se realiza de 07:00 a 16:00.
Durante esas nueve horas no hay un control estricto sobre la condición en la que llegan los cuadrúpedos. Así lo reconoce el administrador del centro de expendio, Roberto Paredes. En eso también concuerda Irene Llerena, vecina del sector.
La mujer, de 50 años, explica que el trato a las mascotas no es el adecuado. “Los traen en gavetas, en jaulas metálicas y durante el día pasan sin agua ni alimentos, vienen con enfermedades y algunos solo tienen días de nacidos”, dice Llerena.
Recuerda que antes, los cachorros o los perros grandes que no se vendían los abandonaban en cartones, costales o simplemente los dejaban amarrados. Hace un año, el personal del Albergue Municipal de Animales Domésticos ubicado en la vía Ambato-Píllaro, los rescató para entregarlos en adopción.
No existe un control sobre la condición en la que llegan los animales a la feria. Foto: Glenda Giacometti/ EL COMERCIO.
Se estima que 100 perros son enviados a este centro de cuidado cada semana. “Los dueños de los animales nos los entregan. Luego les vacunamos y esterilizamos. Para entregarles en adopción solo se debe llenar un formulario y pagar USD 5”, explica Mirian Pérez, funcionaria del Albergue Municipal.
Esa información la recibió Patricio Velasco. El joven arribó a las 10:00 para comprar un perro. Tras recorrer por todos los puestos no logró encontrar a su nueva mascota. Mientras caminaba se enteró que podía adoptar. La explicación la impartió Pérez. “Es una buena opción para ir al albergue y dejar de comprar, solo así se evitaría el maltrato animal”, cuenta Velasco.
Es lunes, el movimiento comercial a un costado del mercado América, al oriente de Ambato, está encendido. En el estrecho lugar las voces de comerciantes se mezclan con el chillido de los indefensos animales.
Roberto Paredes, administrador del centro de expendio, explica que 30 de los 200 vendedores de mascotas están catastrados. De ellos solo seis son de Ambato, el resto viene de Riobamba, Quito, Latacunga y otras ciudades.
La mayoría son comerciantes informales. “Revisamos que los cachorros cuenten con su carné de vacunación y que los transporten en jaulas cómodas. Además, que no se vendan fuera del mercado, pero falta mucho por hacer”, manifiesta Paredes.
A veces, cuando los comerciantes no logran vender los perros los abandonan en el lugar. Foto: Glenda Giacometti/ EL COMERCIO.
A las 10:00, arribó Sonia Miranda, de 30 años, para vender a su mascota, Federico. Un French Poodle, de 8 meses. Hace dos días se mudó a otro departamento y el dueño del edificio no aceptó que viviera con animales. Por eso decidió ir a la plaza. “Es triste pero no podemos hacer nada, siento por mis dos hijos que se quedaron tristes”, se lamenta Miranda.
Un informe emitido por el Albergue Municipal de Animales Domésticos, detalla que cada lunes ingresan al centro entre 80 y 100 perros que son abandonados por sus propietarios. De ellos 90 son entregados en adopción cada mes.
Eso preocupa a Diego Barrera, coordinador del Albergue. Dice que el mercado América es un espacio autorizado para el expendio de mascotas. Pero que por el número de vendedores informales que asiste a la feria el tema se vuelve incontrolable.
Las jaulas donde se exhibe a los animales no son las adecuadas, porque son de malla y constantemente sufren heridas en sus patas. Durante todo el día no reciben agua ni alimentos. Hay hacinamiento y otros son transportados en saquillos.
Barrera manifiesta que el Ministerio de Salud debería intervenir para verificar si los canes están con las vacunas antirrábicas, múltiples o desparasitados para evitar enfermedades infecto contagiosas, especialmente en los niños.
A este trabajo se debería sumarse el Servicio de Rentas Internas para exigir la entrega de facturas. “Solo de esa manera podríamos bajar los índices de comercialización y de maltrato animal en la feria”, afirma Barrera.