Se sienta en el punto uno de vacunación y toma el celular. Activa la cámara y acomoda su dedo para ‘disparar’ la foto en el momento exacto. Mientras la enfermera Norma Paris prepara la dosis de Sinovac, Angie Andrade se mira en la pantalla y se acomoda el cerquillo, antes de recibir la primera fórmula contra el covid-19.
La chica, de 20 años, cursa el sexto semestre de administración de empresas en la Universidad UTE, que empezó ayer, 13 de julio del 2021, con la inmunización a sus 7 200 estudiantes.
Angie cuenta que sale a diario a sus prácticas preprofesionales, por lo que vacunarse le brinda más seguridad, sobre todo porque el covid-19 les quitó a un miembro de la familia. Su abuelo falleció en diciembre, tras dos semanas en cuidados intensivos. “Fue muy duro, no le podíamos abrazar. Hacíamos videollamadas para verle un momento”.
Al salir del parqueadero, en donde se organizaron las cuatro brigadas de la UTE, Angie se encuentra con una amiga. Saludan a lo lejos y luego se acercan. La alegría de ambas quedó plasmada en las fotos, que se muestran al intercambiar sus celulares.
En el ingreso a los puntos de vacunación, los integrantes de Happy Clown se encargan de animar a los asistentes. Visten atuendos llamativos y narices rojas de payaso. Interactúan con los estudiantes y les hacen bromas con sus implementos médicos de juguete, incluida una jeringa gigante que representa la fórmula anticovid-19.
La intención es concientizar sobre la importancia de vacunarse con cualquier fórmula que ha llegado al país, señala Oswaldo Palomeque, decano de la facultad de Salud.
Del cuello de Jaime Boada cuelga un silbato blanco con rojo. Sopla y señala la dirección en la que deben caminar los estudiantes, como si fuese un agente de tránsito en la calle. Para cada chico vacunado, el payaso pide aplausos.
Isabela Alvarado es una de 50 estudiantes que fueron convocadas ayer en el primer turno de media hora. Se retira la chaqueta jean y apoya sus brazos sobre su cartera, que se convirtió en el trípode de grabación.
La estudiante de talento humano se muestra aliviada, tras recibir su primera dosis. Fueron 15 meses de encierro familiar, para evitar que su madre con cáncer se contagie. “Era una tensión pensar en que se enferme y que podía morir”.
En total, 800 estudiantes fueron convocados ayer para ser vacunados entre las 08:00 y las 17:00. Uno de ellos es Joel Almeida, quien recuerda que en junio del 2020 su familia canceló un viaje a Europa por la pandemia. Ahora ve ese plan más cercano, ya que sus padres y él están vacunados. “Solo falta mi hermana menor”.
Joel hizo un video del ‘pinchazo’ que recibió para subir a sus historias de Instagram. Quiere compartir su alegría con las personas que le siguen en esa red social, ya que es un momento que debe quedar grabado, repite el chico de 23 años, que está en cuarto semestre de ingeniería civil.
Lo mismo opina Gustavo Altamirano, quien se acomodó en el punto de vacunación con su móvil en mano. El alumno de sexto semestre de odontología mira con atención la pantalla de su celular mientras la enfermera Elizabeth Silva le aplica la vacuna.
No se inmuta ni hace gestos de dolor por la inyección como algunos otros chicos. Solo retira la atención de su celular para recibir las indicaciones finales. La vacunadora le recomienda bañarse en agua tibia al llegar a casa y tomar paracetamol en caso de que presente dolor en el brazo izquierdo.
Gustavo se levanta y se va. Afuera revisa el video que hizo, antes de compartirlo en sus redes sociales. El joven de 20 años considera que con eso podría incentivar a otras personas para que se vacunen.
En el punto de inoculación, la enfermera intercambia risas y bromas con los universitarios. Por su edad, dice, inmortalizar el momento de la inmunización es importante.
A los jóvenes que pasan por su brigada, Silva les recuerda que no pueden ingerir alcohol luego de recibir la fórmula. “Por suerte, cuando los amigos ven las fotos en Facebook ya no les invitan”, bromea.
No todos buscan una evidencia del momento para las redes sociales. Ester Álvarez quiso compartirlo con su familia. En el punto dos de la UTE, la chica cierra los ojos cuando la aguja se acerca a su piel , pero eso no le quita equilibrio a la mano que sostiene su celular.
En las imágenes que la estudiante de arquitectura captó, incluso aparece la enfermera Martha Taipe. Apenas ella concluyó, Ester pulsó ‘enviar’ y el video se cargó en el chat de nombre Home. Quiere que sus familiares en Ecuador y Venezuela miren el momento.
Desde la próxima semana, la UTE recibirá a graduados y familiares para que también accedan a la inmunización.