La coloración de piel de Alvarado es más oscura que lo normal, se ve muy delgado, habla bajo y pausado y casi no escucha por el oído derecho. Foto: Lineida Castillo / EL COMERCIO
Ya no recuerda lo que es la vida sin dolor. Carga con él por los síntomas que le genera un tumor ubicado en la base del cráneo y que lo están dejando sin voz y audición. Pero también porque no recibe el tratamiento médico que necesita, asegura Daniel Alvarado Quiñónez.
En diciembre del 2017, a este joven de 33 años el médico tratante, Nelson López, del Hospital José Carrasco Arteaga de Cuenca, le diagnosticó glomus yugular: tumor que crece en el hueso temporal, en un área llamada el agujero yugular, por donde pasa la vena yugular y algunos nervios que salen del cráneo.
Según la ciencia médica, el desarrollo de este tumor afecta el oído, la parte superior del cuello, la base del cráneo y los nervios y vasos sanguíneos circundantes. El tratamiento que recomendó López para Daniel Alvarado es una cirugía extractiva del tumor.
Publicaciones del Instituto de Otorrinolaringólogos de Madrid coinciden en que se necesita ese tratamiento “y en algunos casos se realiza la embolización, antes de la cirugía para evitar que el tumor sangre demasiado durante la intervención quirúrgica”, dice.
Pero han pasado siete meses y el tumor que medía 1,3 centímetros ahora tiene 4,5. En este tiempo, Daniel Alvarado, ha pasado entre chequeos, exámenes y revisiones médicas en los hospitales del Seguro Social de Cuenca, Quito y Guayaquil.
Relata que incluso una médica tratante del hospital de Quito le dijo que su problema era neurálgico. El glomus yugular no es una enfermedad común en el país, tampoco hay registros de pacientes tratados ni cirujano que lo operen.
Estos siete meses le sirvieron a Alvarado para informarse del alcance, tratamiento y riesgos de su enfermedad. Es padre de tres hijos y labora como camillero en el Hospital José Carrasco. Allí tiene amigos médicos que evaluaron su caso y que le recomendaron otros especialistas.
Entre ellos neurocirujanos de México, país que tiene experiencia médica en glomus yugular. Por eso, solicitó a las autoridades del IESS su derivación para que el Estado cubra la cirugía valorada en USD 75 0000. Pero le negaron el pedido.
Ante lo que Alvarado considera falta de atención, hace menos de un mes, hizo público su caso a través de los medios de comunicación de Cuenca. Entonces, el 15 de junio fue evaluado por otro neurocirujano del Hospital Teodoro Maldonado Carbo.
Este le recomendó un tratamiento distinto: terapia endovascular y gamma cirugía. Son técnicas mínimamente invasivas que se hacen mediante sesiones- a través del interior de los vasos sanguíneos, para reducir las arterias anormales en el cerebro. Mientras que en la gamma cirugía se aplica terapia de radiación.
Esta intervención estuvo planificada para este 20 de junio, con el neurocirujano, Luis Jairala. Pero Alvarado no aceptó porque –según él- es un tratamiento paliativo y no de extirpación del tumor, que cree necesita para mejorar su salud, visiblemente afectada.
Su coloración de piel es más oscura que lo normal, se ve muy delgado, habla bajo y pausado y casi no escucha por el oído derecho. Contó que de forma permanente soporta intensos dolores de cabeza y cuello, mareos, vértigo y pérdida de movilidad.
Por eso desde hace siete meses está con permiso médico. No se puede movilizar solo de un lugar a otro. El proviene de una familia muy humilde, vive en un espacio alquilado, junto con su madre, que también padece de una afección en su rodilla izquierda.
Según consultas médicas realizadas por Alvarado, la terapia endovascular responde bien para otro tipo de tumores (vasculares, cerebrales, aneurismas…), pero no para glomus y menos con más de cuatro centímetros de tamaño.
El fin de semana, las autoridades del IESS colocaron un comunicado en su portal web sobre el caso y la decisión de Alvarado. El documento dice que en el Teodoro Maldonado Carbo han realizado más de 1 000 cirugías endovasculares.
Además, que el neurocirujano (Jairala) tiene experiencia en tratamientos de aneurisma cerebral y embolización de tumores. Pero no menciona de glomus yugular. Por eso –señalan en el comunicado- por el momento no es necesaria la derivación internacional del paciente.
“Contamos con el equipamiento y especialistas para realizar este tratamiento y cirugía que necesita el paciente para mejorar su salud”.
Sin embargo, para Daniel Alvarado, la institución intenta “lavarse las manos sobre la atención que merezco y quiere hacer creer que lo mío es un capricho”.
Eso les dijo, el marte 26 de junio, a las autoridades provinciales del Seguro Social que lo llamaron a conversar a propósito del comunicado. Allí estuvieron la directora del IESS en Azuay, Viviana Bueno; el gerente del Hospital José Carrasco, Antonio Sigüenza; Nelson López, médico de cabecera, entre otras autoridades.
Alvarado, comenta, sigue luchando por vivir. El fin de semana fue valorado por una neurocirujana de México, que estuvo de vacaciones por Ecuador y que labora en un hospital público de ese país, con quien mantiene contacto por las redes sociales.
El paciente contó que ella le ratificó que su tratamiento es de cirugía abierta y que en el hospital de México, en donde labora, podría ser intervenido por USD 35 000. Actualmente familiares, amigos y conocidos intentan conseguir ese monto con peñas, bingos y otras actividades.