Han pasado tres años de la pandemia de covid-19 y los pronósticos anuncian que su transición hacia una endemia será en el 2023. La enfermedad, causada por el virus SARS-CoV-2, acumula más de 660 millones de casos en el mundo desde su aparición, cerca de 7 millones de muertes a escala global y sigue reportando picos como parte de su incorporación a la gama de virus respiratorios que circula estacionalmente, entre ellos el de influenza.
Los datos generales reflejan el descenso de su impacto. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reportado un retroceso “de manera significativa”. Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general del organismo, indicó que incluso los decesos bajaron en un 90% desde el gran pico de Ómicron en enero pasado. “Esperamos declarar el fin de esta emergencia en el año que viene”, dijo durante la última conferencia de prensa de OMS del 2022.
Sin embargo, la incertidumbre se mantiene por varios factores, como una amplia brecha en vigilancia genómica en el planeta que impide un rastreo eficiente de variantes, la falta de aplicación de pruebas y tasas de vacunación que siguen siendo bajas. Para el director de OMS, estas son lecciones no aprendidas que evidencian una falta de comprensión ante futuras pandemias.
El organismo ha creado un fondo pandémico para hacer frente a próximas amenazas. Además, se informó que las naciones se han comprometido a negociar un acuerdo legalmente vinculante sobre preparación y respuesta ante pandemias.
Siguiendo el pulso del covid-19 en China
La mirada está puesta en China. Después de tres años de una cuestionada política de ‘cero covid’ para frenar al virus, la nación liberó las restricciones y ahora afronta una acelerada oleada que pone en alerta al mundo.
Para el epidemiólogo Federico Cabrera, lo que ocurre en el país asiático debe ser analizado desde varios frentes. El brote de covid-19 parece fuera de control, pero hay que considerar el volumen poblacional del país. La OMS ha reconocido que la magnitud de los casos reportados está vinculada a la densidad de la población; uno de cada siete habitantes del planeta vive en China.
Los estrictos confinamientos desde que se detectó por primera vez el SARS-CoV-2 en Wuhan impidieron el desarrollo de una memoria inmunológica entre sus habitantes, como efecto de la exposición natural al virus que activa el sistema inmune para la generación de anticuerpos.
Cabrera agrega otro elemento de peso y es la circulación actual de la variante Ómicron, una de las más transmisibles. Según la OMS, en China se ha registrado las subvariantes BA.5, BQ.1 y BF.7; también BA.2 y XBB.
“Al virus, con esta variante, ya no le interesa matar ni causar complicaciones -dice el epidemiólogo-. Pero, obviamente, las personas que sean muy susceptibles a enfermarse gravemente, como las personas de edad avanzada o con comorbilidades, van a tener algún tipo de complicación o, inclusive, pueden morir. Esto también ocurre con otros virus, como el de la influenza”.
Finalmente, la vacunación tampoco ha tenido el impacto esperado en China. Michael Ryan, director ejecutivo del Programa de Emergencias Sanitarias de la OMS, mencionó en la última conferencia de prensa del organismo que parte de la población ha recibido dos dosis, pero falta la tercera para alcanzar una protección adecuada.
Y si a esto se suma el tipo de vacuna que utilizan se puede dar con otra causa del actual y veloz incremento de contagios. Las fórmulas de ARN mensajero (como las de Pfizer y Moderna) han demostrado tener una mayor eficacia contra el virus. Sin embargo, China ha priorizado las vacunas de virus inactivado de producción local, que tendrían una menor efectividad.
La rápida diseminación ha generado que varios países europeos y Estados Unidos establezcan restricciones para viajeros chinos. Se teme que el acelerado avance del SARS-CoV-2 en el país genere nuevas variantes.
Tripledemia: un coctel de virus respiratorios
Lo que ocurre en China no es ajeno a lo que pasa en otras partes del mundo. Hay varios virus respiratorios circulando al mismo tiempo, solo que en su caso gran parte de población se está topando, por primera vez, con el SARS-CoV-2.
La tripledemia, como ha sido denominada, ha elevado las hospitalizaciones en Europa, Estados Unidos y Latinoamérica. La presencia de influenza, covid-19 y virus sincitial respiratorio mantendrá activas las alertas hasta fines de enero del 2023, cuando se prevé que empiece un descenso como efecto de la estacionalidad.
En Ecuador, el coronavirus no lleva la delantera. El informe publicado por el Ministerio de Salud Pública el pasado 27 de diciembre demuestra que la influenza AH3N2 ha sido la primera causa de infecciones respiratorias agudas graves en las últimas cinco semanas epidemiológicas.
En ese lapso el virus sumó 210 pacientes graves en los hospitales centinela, centros que son parte de la vigilancia de enfermedades respiratorias en el país. El SARS-CoV-2 ocupa el segundo lugar con 131 diagnósticos. Y en las dos últimas semanas los casos confirmados pasaron de 7 818 a 5 223.
Aunque por ahora hay una tendencia a la baja en covid, el epidemiólogo Alberto Narváez pide tomar precauciones, que son similares para todos los virus respiratorios: usar mascarilla, guardar aislamiento ante la presencia de síntomas gripales y la vacunación, en el caso de influenza y covid.
Además, aconseja tener presente el comportamiento habitual del SARS-CoV-2. En épocas como está, que coincide con el cambio de estación, surgen picos que pueden elevarse por las reuniones de Navidad y Fin de Año. Por eso calcula que las hospitalizaciones podrían aumentar en 15 días y las defunciones en un mes.
El Centro de Referencia Nacional para Influenza y otros virus respiratorios del Inspi identificó 102 genomas del SARS-CoV-2 entre el 7 de noviembre y el 7 de diciembre del 2022, todos correspondientes a la variante Ómicron.
Los sublinajes que predominaban hasta esa fecha eran BQ.1 y BQ.1.1. Ambos son altamente transmisibles y esquivan con más facilidad la inmunidad adquirida por infecciones anteriores como por la vacuna. Sin embargo, la inmunización continúa siendo la estrategia más efectiva para reducir el riesgo de gravedad y muerte.
El Ministerio de Salud anunció la compra de 3,5 millones de dosis de la vacuna bivalente, que incluye en su composición protección contra la variante original de Ómicron. Las primeras se aplicarán a grupos vulnerables.
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