“Cuando me gradué del colegio tenía ocho meses de embarazo. Solo dos meses antes supe que esperaba un bebé; lo descubrí en un chequeo de rutina, porque no tenía síntomas y no se me notaba la barriga.
La noticia me sorprendió y mi familia no lo esperaba, pero nunca me negaron su apoyo. Ahora, el celular de mi mamá está lleno de fotos y videos de Liam.
Cada vez que escuchaba su corazoncito en los controles me ponía a llorar; sentía nostalgia. Yo quería una niña para ponerle mi nombre o el de mi abuelita. Y como en los primeros ecos no se dejaba ver, estaba segura que sería niña. Alguien me dijo que comiera chocolate antes del chequeo y fue así como se dejó ver. Entonces supe que era niño.
Quería dar a luz normal y para eso me había inscrito en el programa Voy a ser mamá, del Municipio de Guayaquil. Allí aprendí cómo se forma el bebé, cómo es el parto, qué ejercicios hacer para la dilatación… todo era nuevo para mí. Recuerdo que los médicos nos decían que incluso habían atendido a niñas de 14 años y eso me sorprendió mucho. En ese tiempo yo tenía 17 años.
Liam nació el 16 de mayo de 2022. Ese día lloré tanto, cuando los médicos dijeron que no podían esperar más. Tenía mucho tiempo en labor de parto, algo se complicó, y me informaron que debía entrar a cesárea.
Yo no quería, hasta que me explicaron que el bebé corría peligro. Entré al quirófano, me pusieron la anestesia y supe que habían empezado cuando escuché que movían las pinzas, el bisturí… Luego escuché un golpe y el llanto de Liam. No recuerdo más.
Cuando desperté sentía mucho frío. Tomé a mi bebé para darle de lactar pero no fue fácil y en los siguientes días fue peor. La herida se me infectó y volaba en fiebre, tenía 40° de temperatura. Tampoco soportaba el dolor. Fueron ocho días terribles.
Al poco tiempo de su nacimiento apliqué a una beca del Municipio y ahora estoy estudiando Tricología y Cosmiatría en el Instituto Técnico Bolivariano. Nunca había leído ese nombre, así que investigué de qué se trataba la carrera y me gustó.
Es una rama que tiene que ver con cuidados del cabello y maquillaje, pero de manera más técnica. Estoy en el tercer módulo y aunque el próximo año me gradúo, no quiero terminar allí. Me especializaré como cosmiatra, estudiaré nuevas técnicas, ganaré experiencia y sé que abriré mi local: un spa con salón de belleza.
Ahora estoy en la fase de prácticas y nos piden algunos materiales que son un poco costosos, pero hago el sacrificio porque sé que eso me servirá más adelante para mi negocio. He aprendido a hacer limpiezas faciales y masajes, y los maestros nos han dicho que estamos preparados para empezar a generar nuestros ingresos. Ya he intentado con algunos clientes y me han felicitado.
Estudiar y ser mamá es un poco duro, en especial porque no paso mucho tiempo con mi bebé. De lunes a viernes salgo a las 12:30 al instituto y regreso agotada en la noche, a veces a las 20:30. A pesar de todo juego con Liam, para recuperar el tiempo.
Verlo crecer me alegra. Hay momentos en los que parece que quisiera salir corriendo, porque a los 10 meses empezó a dar sus primeros pasitos. Tiene muchos juguetes y carritos, pero su favorito es uno rojo. También le gusta que le prepare coladas, jugar con sus tíos de 11 y 6 años, escuchar las canciones del gallo Bartolito. Ya dice mamá y papá…
Creo que toda madre puede sola. En mi caso no estoy con el papá del bebé, pero he podido salir adelante con el apoyo de mis padres. Así lo hizo mi mamá conmigo, porque cuando me tuvo era muy joven. Se sacrificó trabajando en casas para cuidar de mí.
Sé que todas las madres pueden seguir, sin estancarse en las dificultades. Por eso ahora nos dicen ‘mamás luchonas’.
Tuve a Liam a los 17, pero también pienso que es mejor no saltarse etapas. Cuando voy en bus al instituto veo a jovencitas con sus enamorados y me pongo a reflexionar. Cuando uno es ‘peladita’ se enamora, incluso hay algunas que quieren irse de la casa.
Yo les diría que no lo hagan, porque los hombres las embarazan y las dejan. Pero tus padres nunca te darán la espalda; en la mayoría de los casos no lo harán.
Les diría que sigan estudiando, que se gradúen y solo después, quizá después, se enamoren. Les diría que disfruten su juventud, de sus amigos, de salir con ellos y bailar, porque después no podrán hacerlo. Yo quisiera hacerlo ahora, pero no me gusta dejar a mi bebé. Ahora todo lo que hago, lo hago por Liam.
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