Sandra es una orangután de 29 años del zoológico de Buenos aires. Hoy (22 de diciembre) un tribunal le reconoció derechos en defensa de su libertad.Foto: AFP.
Perezosa y saboreando frutas, Sandra, la orangután que vive desde hace 20 años en el zoo de Buenos Aires, miró desconcertada a las cámaras que el lunes (22 de diciembre) la retrataban luego de que un tribunal le reconoció derechos en defensa de su libertad.
En un caso inédito a nivel mundial, la Cámara de Casación Penal de Buenos Aires dispuso este fin de semana que, aunque la orangután no es un ser humano, tiene sentimientos y por eso se le puede aplicar un habeas corpus para vivir en mayor libertad.
Un pedido similar fue rechazado en diciembre de 2013 por la justicia de Nueva York, cuando una organización defensora de animales solicitó que cuatro chimpancés en cautiverio fueran considerados ‘sujeto no humano’ y con derecho a la libertad.
La decisión del tribunal centró la atención en esta simia de pelaje rojizo, 50 kg de peso y que erguida mide casi 1,50 m.
Desmenuzando un melón verde de temporada -verano austral-, y sacando cuidadosamente sus semillas, Sandra llegó a pegarse a la lente de más de una cámara de televisión. “Así es como vive desde hace 20 años, es un espacio grande, tiene especialistas que se ocupan de su alimentación, controlan su salud, y en general vive en muy buenas condiciones”, aseguró a la AFP Adrián Sestelo, director del laboratorio de biotecnología reproductiva y jefe de biología del zoológico de Buenos Aires.
Sin embargo, la Asociación de Funcionarios y Abogados por los Derechos de los Animales (AFADA) interpuso una demanda para que fuera liberada. AFADA argumentó que “es una persona no humana ya que mantiene lazos afectivos, razona, siente, se frustra con el encierro, toma decisiones, posee autoconciencia y percepción del tiempo, llora las pérdidas, aprende, se comunica y es capaz de transmitir lo aprendido”.
Algunos activistas incluso consideraron que Sandra estaba deprimida. “No es verdad, eso es desconocer la biología básica de la especie. Sandra es un orangután, los orangutanes viven en solitario, su conducta es muy relajada, muy tranquila”, dijo Sestelo. Ajena a todo, Sandra jugaba bajo los árboles frondosos del barrio porteño de Palermo.
Origen cautivo
Sandra es un orangután híbrido que nació el 16 de febrero de 1986 en el zoo alemán de Rostock y llegó al de Buenos Aires en septiembre de 1994.
“Cuando nació, la biología mundial no reconocía que existen dos especies distintas de orangutanes, una de Sumatra y la otra de la isla vecina de Borneo“, recordó el biólogo al explicar que la simia es producto de un cruce asistido en el zoológico alemán.
Incluso parió, algo poco común en animales de este tipo que han sido concebidos y criados en cuativerio. Su cría fue a dar al zoo donde nació su madre.
El animal que ahora, legalmente, podría vivir en libertad, desconoce su hábitat natural. Por eso los expertos afirman que, de volver a una selva, no sobreviviría.
En su universo natural los orangutanes viven entre 30 y 40 años, pero en cautiverio la esperanza de vida es mayor.
¿A Brasil o Estados Unidos?
El fallo del tribunal sienta un precedente en Argentina sobre cómo considerar a estos animales, imponiendo que son sujetos y no objetos que deben gozar de derechos básicos, una medida cuyo alcance es impreciso por ahora.
Los representantes del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que administran el zoológico, no respondieron a los llamados de AFP para conocer cuál será su respuesta al tribunal. Pero antes de este fallo, el zoológico ya estudiaba alternativas para “derivar” a Sandra a otro lugar.
“En nuestra evaluación de la colección del zoológico no queremos más orangutanes porque puedes trabajar aportando a la conservación y la educación con otras especies”, dijo Sestelo. Se persigue así un cambio para abocarse a especies autóctonas.
Los zoológicos del mundo avanzan hacia dejar de ser un lugar de exhibición de animales para convertirse en centros de conservación, educación e investigación.
“En la ciudad no tenemos conciencia de lo que está sucediendo en el medio ambiente y la extinción masiva de especies que estamos viviendo y los zoos funcionan hoy como un seguro de diversidad genética, manejando algunas poblaciones”, explicó el biólogo.
El plan con Sandra es llevarla a un santuario natural en Brasil donde existen condiciones “igual o mejores” que en el zoo de Buenos Aires o a uno en Estados Unidos, donde hay lugares especializados en orangutanes.
Tímidamente la orangután Sandra se acercó lo más que pudo a los lentes de los fotógrafos que la retrataban. Foto: AFP.
Un fallo incierto
En el zoológico desconocen los alcances del fallo pero tampoco tienen claro los motivos que llevaron a este pronunciamiento, en momentos en que se evaluaba la partida de Sandra, el único orangután en Argentina.
“Cuando hablas desde el punto de vista técnico, todo animal tiene derecho a la vida y derechos animales, lo que no hay que hacer justamente es humanizar conductas animales“, dijo Sestelo.
El biólogo consideró que la decisión del tribunal tiene “un sesgo muy humano“. “Es muy característico que los humanos humanicen conductas en los animales, pero eso es un error“, concluyó.
Mientras se agolpaban periodistas frente a su jaula, Sandra devoró el segundo melón, se puso las cáscaras en la cabeza y volvió a mirar fijamente a las cámaras.