La menor, paciente del primer transplante renal en el Hospital Baca Ortiz, se recupera en esa casa de salud. Foto: Julio Estrella/ EL COMERCIO
Desde agosto del año pasado, Melanny (nombre protegido) se sometía a tres sesiones de diálisis cada semana, debido a los quistes que aparecieron en su riñón y le ocasionaron insuficiencia renal. Las sesiones eran largas y dolorosas por los problemas de salud que padecía; ella viajaba desde la parroquia Lizarzaburu (Riobamba-Chimborazo) hasta Quito, para someterse a los tratamientos.
En esos días, su madre estaba embarazada de su hermano que hoy cumplió 30 días y no podía acompañarla siempre. Su padre no vive con ella. Por eso, unas veces, venía sola a la capital para las sesiones de diálisis y otras llegaba acompañada por sus hermanas. Cuando llegó a la ciudad para los exámenes, los médicos le dijeron que tenía problemas para crecer y no podía subir de peso, también padecía intolerancia a ciertos alimentos con vómito.
“Su cuadro médico se complicaba paulatinamente por la insuficiencia renal”, explicó el médico cubano Paulino Hernández, quien trató a la adolescente de 15 años, en el hospital público Baca Ortiz de Quito. Por eso, ella fue sometida a una operación la tarde del 6 de marzo pasado y se convirtió en la primera niña a quien le trasplantaron un riñón en una casa de salud estatal en Ecuador.
Su donante fue una persona de 27 años que tuvo muerte cerebral. La intervención duró más de dos horas y los resultados fueron óptimos, pues Melanny se recuperó durante más de 15 días en esa unidad de salud y se espera que este jueves 24 de marzo tenga el alta. En el tiempo que estuvo hospitalizada, los doctores y enfermeras del centro asistencial se convirtieron en su familia debido a que su mamá no la pudo acompañar porque en estos días dio a luz a otro bebé.
“Siempre me agradece y me siento feliz por haberla ayudado. Tengo dos hijas, de 13 y 17 años, que tienen casi la misma edad que Melanny. Es como si hubiera ayudado a una de ellas”, confesó Hernández la tarde de este miércoles 23 de marzo del 2016.
Ella estudia en el colegio y por la operación no pudo ir a clases durante un mes. Una de sus prioridades es ayudar a su madre que no tiene empleo fijo y, a veces, trabaja en quehaceres domésticos. Por lo pronto, buscará recuperarse pronto de la cirugía…
Él dirige el programa de trasplante renal en Ecuador que comenzó hace tres años. Uno de los primeros pasos de esa iniciativa fue crear un Comité de Trasplantes. Luego se hicieron los estudios científicos y finalmente se crearon los protocolos para atender a los pacientes. El objetivo, explica el Ministerio de Salud, es atender a las niñas y niños de escasos recursos que tienen problemas renales en el país.
Y no es únicamente el caso de Melanny. Rubén Chiriboga, director ejecutivo del Instituto Nacional de Trasplante de Órganos, Tejidos y Células (Indot), señaló que hay otros cinco pacientes menores de edad que están en la lista de espera para que les ayuden con trasplantes renales. En estos casos, el Estado se encarga de financiar los gastos de las cirugías, cuyo costo puede superar los USD 100 000.
Para la intervención de Melanny, una ambulancia la retiró de su vivienda y un grupo de policías la acompañó hasta la casa de salud en Quito. Esto se hace con todos los pacientes a quienes se les realizará trasplantes con la finalidad de precautelar su integridad, indicó Chiriboga.